Indígenas en pie de guerra: la batalla por la Amazonia en Ecuador

En el interior inaccesible de la Amazonia ecuatoriana, un puñado de comunidades indígenas lucha con las armas y en los tribunales contra la explotación minera y petrolera por parte de empresas chinas, y contra la contaminación de los ríos que atraviesan su remoto territorio. Este es el retrato de un pueblo que se niega a perder su tierra, sus raíces y su futuro.
 
Nicola Ókin Frioli

LA AMAZONIA ECUATORIANA está en peligro. Sus pobladores llevan años luchando contra las amenazas que se ciernen sobre las últimas nacionalidades indígenas de la región. La causa es el petróleo, el oro y el cobre que atesora en sus profundidades. El conflicto se originó cuando el Gobierno de Ecuador comenzó a repartir concesiones para actividades extractivas a compañías extranjeras. En 1964, la petrolera Texaco (hoy Chevron) desembarcó en Ecuador para obtener crudo en 1,5 millones de hectáreas de la selva. 
Entre 1972 y 1992 la empresa extrajo 1,5 millones de barriles de petróleo y vertió, según el abogado Pablo Fajardo, activista y representante de la Unión de Afectados por Texaco (UDAPT), 60.000 millones de litros de agua tóxica a los ríos de la Amazonia. Texaco, por su parte, alegó que no había nativos en lazona. A finales de 2016, los militares desalojaron algunas comunidades indígenas para dar paso a las actividades extractivas. Hubo un intento de recuperación por parte de los indios (tres de los cuales perdieron la vida), terminando con la militarización de Morona Santiago, una de las provincias que comprende la selva amazónica.
En la provincia de Pastaza, al norte de la Amazonia, los últimos 573 sáparas resisten en sus territorios contra las petroleras y los militares. El pueblo kichwa logró en 2012 impedir la extracción en su territorio ancestral expulsando a la empresa argentina CGC (una subsidiaria de Chevron). Adujeron que nunca fueron consultados. Demandaron al Estado ecuatoriano y lograron un triunfo histórico. Sin embargo, los indígenas aún esperan el cumplimiento de esa sentencia. El concepto de identidad del territorio, la preservación de la comunidad y sus tradiciones son el eje sobre el que se construye este diario visual que refleja la realidad de un pueblo que resiste ante el expolio de su tierra.
Los manifestantes se enfrentan a la policía ecuatoriana durante una manifestación el 27 de diciembre de 2016 en la plaza Grande de Quito. En 2011, el Gobierno del entonces presidente Rafael Correa abrió de nuevo a la extracción minera y petrolera la región amazónica de Ecuador. Empresas chinas acudieron al reclamo, casi en régimen de monopolio.
La abuelita Mukutsawa, presidenta de la comunidad de Llanchama Cocha, en el territorio de los sáparas en el centro de la Amazonia ecuatoriana. Todas las decisiones de su comunidad deben contar con su aprobación. Es de las pocas personas que cuentan con una radio Motorola para comunicarse en la zona que tienen controlada y consideran suya, por ser los guardianes de los espíritus que viven en esa selva amazónica. Ningún extraño es bienvenido aquí por miedo a que sea de una compañía petrolífera.
Estas barreras de plástico delimitan las zonas de la Amazonia altamente contaminadas. Según la Unión de Afectados por Texaco (UDAPT), los vertidos en la zona suponen uno de los desastres petroleros más graves de la historia, 30 veces mayor que el del vertido del petrolero Exxon Valdez. La batalla legal no ha concluido.
Un helicóptero del Ejército ecuatoriano despega del campo de fútbol de la parroquia de San Juan Bosco, en la Amazonia Sur. En 2016 los militares estuvieron instalados en este poblado como base para repeler los ataques de los comuneros shuar que se alzaron en armas tras el desalojo de agosto de 2016.

FUENTE: https://elpais.com/elpais/2018/02/16/album/1518794160_674120.html#foto_gal_11

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