La crisis ambiental está aquí y llegó para quedarse

Las actividades industriales de gran escala -como la minería, los mega proyectos energéticos, los monocultivos forestales y la agroindustria- aumentan y agravan considerablemente las presiones sobre los territorios, lo que nos lleva nuevamente a tener que mirar nuestro desarrollo.

Por Pamela Poo

 
Cada cierto tiempo los ciudadanos recibimos alertas sobre las graves consecuencias a las que se está sometiendo al medio ambiente; nos alarmamos, nos preocupamos, pero como toda noticia, pasa. Por otra parte, es válido que las personas se sumerjan en las preocupaciones del día a día, porque pareciera que uno solo, ante la titánica tarea de velar por nuestro medio ambiente, no fuera trascendental. 
Pero lo anterior debe empezar a cambiar. Ante las alertas que estamos recibiendo debemos comenzar a prestar atención, ya que el medio ambiente y sus ecosistemas son nuestra gran casa, la de nuestros hijos y futuras generaciones, las que ante el principio de la justicia ambiental debieran poder disfrutarla y maravillarse ante las escenas que nos regala la naturaleza.
Debemos prestar atención al llamado de 15 mil científicos que en noviembre pasado plantearon la necesidad de tomar medidas radicales en cuanto al medio ambiente, ya que estamos llegando al punto de no retorno y las consecuencias de aquello pueden ser gravísimas para la humanidad. La deforestación, la perdida de biodiversidad, la disminución de agua dulce, hablan de elementos vitales que no podemos darnos el lujo de perder, ya que las consecuencias de no contar con ellos son insospechadas.
Lo que hoy 15 mil científicos nos anuncian ya lo afirmaba Alexander Von Humbolt en 1800: “Cuando se percibe la naturaleza como una red, su vulnerabilidad salta a la vista. Todo se sostiene junto. Si se tira de un hilo, puede deshacerse el tapiz entero”. Lo anterior fue planteado por Humbolt, según la autora Andrea Wulf, después de ver las consecuencias medioambientales causadas por las plantaciones coloniales en el lago Valencia en Venezuela, llevándolo incluso a plantear el cambio climático como consecuencia de las acciones del ser humano.
La crisis ambiental de la que los seres humanos estamos siendo testigos llegó para quedarse. Estamos viendo cómo los glaciares se están derritiendo; ejemplo de ello es el desprendimiento del glaciar Grey en la Patagonia. También hemos sido testigos de que el año 2017 fue calificado como el más caluroso, lo que dificulta aún más nuestra lucha contra el cambio climático, el que se seguirá agravando de no contar con fuertes medidas que lo mitiguen.
Por otra parte, en el año 2016 científicos denominaron que la nueva edad geológica de la Tierra era el Antropoceno, en donde se reconoce que el ser humano es capaz de modificar la geología de la Tierra a través de sus actividades. Un antecedente más que debemos incorporar para demostrar que el llamado a cambiar el rumbo no es de personas alarmistas que quieren volver a las cavernas, sino que es símbolo de que el punto al cual estamos llegando no tendrá retorno de no generar los cambios necesarios para volver a una zona de seguridad para los ecosistemas y la humanidad.
Por su parte, la pérdida de biodiversidad tendrá consecuencias serias en nuestras vidas. Bien se conoce el caso y la gravedad que implica perder a las abejas. Pero como el caso de estos insectos existen un sinnúmero de especies que se están perdiendo y de las cuales no conocemos los efectos de dicha perdida, lo que nos ubica en un escenario aún más vulnerable.
A su vez, las actividades industriales de gran escala -como la minería, los mega proyectos energéticos, los monocultivos forestales y la agroindustria- aumentan y agravan considerablemente las presiones sobre los territorios, lo que nos lleva nuevamente a tener que mirar nuestro desarrollo, así como también las consecuencias que ha producido el sistema capitalista a nivel mundial.
Abordar la crisis ambiental requiere ponerle riendas al capital para que permita transitar a otro estadio. Esto necesita de acuerdos políticos que viabilicen soluciones reales y no parches. Los acuerdos requieren grados de vinculación que permitan implementar medidas que vayan por la remediación, mitigación, adaptación, protección, preservación y conservación del medio ambiente. Es por ello por lo que se requiere que los gobiernos, tanto a nivel global como local, intensifiquen sus políticas en favor del medio ambiente, ya que la calidad de vida verdadera tiene que ver con poder respirar aire limpio, poder beber agua dulce, más que acceder a bienes de consumo que producen los mercados.
Finalmente, los ciudadanos también somos protagonistas y tenemos mucho por hacer. Somos los primeros que debemos fiscalizar nuestro propio entorno, por lo tanto denunciar los delitos en contra del medio ambiente ya es una gran labor. Se puede consumir menos e implementar medidas a nivel de nuestros hogares, como la conciencia sobre el medio ambiente en nuestro entorno, lo que como medida puede llevar a una gran transformación, ya que las nuevas generaciones representan una gran esperanza, en una época que a veces escasea.

Por Pamela Poo, cientista política - Fuente: Elciudadano.cl

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