El reto actual es « decrecimiento o barbarie ».

Las diferentes familias del progresismo europeo se están dando cuenta de que, mientras no articulen la ecología y lo social, o al menos las presiones medioambientales, la necesidad de justicia social y la necesidad de reconocimiento, ningún proyecto nuevo podrá formarse en su seno. No nos engañemos : el estancamiento teórico de las izquierdas contemporáneas no se explica con una cuestión de dispositivo o de elección de candidatos, sino con un retraso doctrinal. Fitoussi y Laurent obligan precisamente a la familia progresista europea a concebir la refundación como un gesto teórico, como la imaginación prospectiva de un nuevo modelo de sociedad.
 
Las virtudes del capitalismo se agotan. Hay que salir de las lógicas productivistas, incluso las corregidas por el capitalismo verde. Y ponernos límites.

 La izquierda y la derecha tienen sin duda un punto en común. Comparten un balance espantoso en materia de medio ambiente. Son las dos opciones opuestas de un mismo sistema, en adelante atascado, que ha saqueado la naturaleza para alimentar la máquina productivista. 
Lo cierto es que la derecha, bajo la influencia sobretodo del mundo de los negocios, ha querido formular con la ideología del desarrollo sustentable un comienzo de respuesta a su vacio teórico. Así, el paso de una ecología denunciadora y culpabilizante a una ecología « reparadora » figura entre las prioridades teóricas de la derecha. La izquierda, en cuanto a ella, permanece en un barbecho teórico.

Pero, si defender a los autores de la Nouvelle Ecologie politique no me parece convincente, es esencialmente porque se ejerce en el seno del paradigma productivista. Fitoussi y Laurent afirman por ejemplo que no existe limite a la extensión indefinida del capitalismo. Aunque piense como ellos que hay que desconfiar de los escenarios catástrofe, habiendo hecho prueba el capitalismo a lo largo de su historia de su gran capacidad de « resistencia », el proyecto que defienden los autores de un « capitalismo verde » me parece en cambio una monstruosidad ecológica, social y humana. Una monstruosidad que significaría firmar un cheque en blanco a las lógicas productivistas responsables de la catástrofe actual y que conduciría a adaptar el planeta y los seres humanos a las necesidades de la economía…


Ante todo, Fitoussi y Laurent se equivocan al acreditar principalmente al capitalismo un desarrollo considerable del nivel de vida. Esta aserción, de aspecto verósimil, viene a ser como si la sociedad capitalista fuera simplemente una sociedad donde se consumiría más que en las otras. Ahora bien, la esencia de la sociedad de consumo está en otra parte : su principio secreto hay que buscarlo del lado de lo que los Griegos antiguos llamaban el hybris, la exageración, el culto a lo ilimitado. Para entender esta ilimitación, Fitoussi y Laurent deberían haber pensado en términos de estilos de vida, y no de niveles de vida. Porque el reproche supremo que se puede formular contra nuestro modelo de consumo es el de haber provocado una ruptura social sin precedentes, dislocando las culturas populares tradicionales.


Ademas, los autores de la Nouvelle Ecologie politique, visiblemente no han entendido el sentido de las criticas enunciadas por los adeptos al decrecimiento. No han entendido sus reservas respecto al axioma « crecentista » de la sociedad de consumo, que dice que « más » equivale forzosamente a « mejor ». El calentamiento climático y el agotamiento de recursos –sobretodo petroleros- nos obligan a reconciliarnos con la capacidad de ponernos límites.

Por último, Fitoussi y Laurent se indignan ante el retorno del malthusianismo atribuyéndolo erroneamente a los campeones del decrecimiento. No ven la diferencia esencial que separa una posición antiproductivista de una posición malthusiana. Sin duda, reconozco como ellos los numerosos beneficios del capitalismo, sobretodo su contribución benefica al refuerzo de la dinámica democrática. Salvo que las virtudes positivas del capitalismo se están agotando. Hoy abordamos un ciclo donde la alternativa se presenta en los siguientes terminos : « decrecimiento o barbarie ». 
En última instancia, si el decrecimiento se impone, es porque después de haber mermado las identidades colectivas estructurales, la sociedad de consumo, conforme con una predicción de Alvin Toffler en el Choc du Futur, está machacando ahora las identidades individuales, hasta la consistencia del ser humano, como muestran los trabajos del filósofo Dany Robert-Dufour.



Traducido por el equipo de traducción del decrecimiento

Artículo original:L’enjeu actuel, c’est «décroissance ou barbarie»
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