Numero Zero: periodismo manipulación y mentiras

Carmen Sigüenza / EFE
MILÁN.- El escritor y filósofo italiano Umberto Eco vuelve a la carga con Número cero, una novela donde critica el mal periodismo, la mentira y la manipulación de la historia. Una parodia sobre estos tiempos convulsos, porque, en opinión del profesor, "esa es la función crítica del intelectual".

"Esa es mi manera de contribuir a clarificar algunas cosas. El intelectual no puede hacer nada más, no puede hacer la revolución. Las revoluciones hechas por intelectuales son siempre muy peligrosas", precisa.
"Una vez escribí que el intelectual verdadero no es el que habla a favor de su partido, sino en contra de su partido", explica el autor de El nombre de la rosa en una entrevista hecha en su casa de Milán, frente al castillo Sforzesco, cerca del Duomo.
Algo que puede volver a repetirse con esta nueva novela periodística, más breve que las anteriores, que solían tener 600 páginas; por eso suena de diferente manera, como dice su autor. "Esta me ha salido con ritmo de jazz, las otras eran como una sinfonía de Mahler y esta es más de jazz por el argumento, con temas más rápidos, como es el periodismo".
Un oficio que el autor conoce bien, porque se siente parte de él. Eco escribe desde 1960 muchos artículos y ensayos en prensa también sobre los "mass media", por eso esta crítica la hace desde "el interior" de la profesión. La historia comienza con la creación, por parte de un empresario italiano (¿será Berlusconi?) de Número cero, un ejemplar de un periódico en pruebas que se desarrolla en 1992. Este periódico quiere salir con la intención no de informar sino como herramienta de poder para meter presión, desacreditar a políticos y rivales o crear informes, noticias falsas y complots.
"Desde hace más de diez años tenía esta novela en mi cabeza, siempre he querido hablar de los problemas del periodismo y ahora también de internet, donde se puede mentir mucho. Yo lo utilizo -añade-, por ejemplo, para esta novela, donde me he informado sobre la autopsia de Mussolini.
"Pero internet es como el automóvil, no se puede pasar la vida en internet como no se puede estar todo el día en el coche", advierte.

Fuente: http://www.publico.es
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Internet, fuente de conspiraciones
Por Franco Varise  
¿Cómo? ¿No lo sabían? Paul McCartney murió en 1966. Los reptilianos dominan el mundo. Y si alguien por oficio o casualidad accede al sexto nivel de la Deep Web aparecerá asesinado a los pocos días.
Las nuevas e inoxidables teorías conspirativas están en su mejor momento. Las redes sociales terminaron transformándose en la biomasa ideal para que circulen y se reproduzcan especies de lo más extrañas. La última aparición estelar fue la recreación de un viejo mito: que el ex Beatle falleció en 1966 en un accidente de autos y que fue reemplazado por un tal Williams. La chispa cobró fuerza con una contribución anónima en su biografía de Wikipedia, donde deslizaron el fraude internacional al que había sido sometida la humanidad durante más de 50 años.
Un simple comentario en la enciclopedia online bastó para que el combustible humano de las redes sociales ardiera con esta vieja-nueva noticia acerca de que un norteamericano había tomado el lugar de Paul luego de ganar un concurso de parecidos. En pocas horas emergieron todos los documentos ("incontrastables", tal como suele presentárselos en Internet) acerca de que el McCartney que todos conocemos no es más que un impostor (sus composiciones posteriores son anecdóticas) y que los Beatles convalidaron el reemplazo. Al simulador, según trascendió, los demás Beatles terminaron llamándolo íntimamente Faul (por fake) en lugar de Paul. El corpus de la investigación sobre este fraude planetario incluye tapas de discos con claves crípticas sobre la muerte del bajista (Abbey Road); canciones que escuchadas al revés hablan del hecho macabro y hasta una comparación forense realizada sobre la base de fotos de 1966 y otras posteriores, que muestran las diferencias fisonómicas entre el original y nuestro Faul actual. Pero el escándalo hizo que Wikipedia borrara esa "entrada" la semana pasada y el asunto quedó sepultado.
Hay que reconocer que como tema de conversación es imbatible. Quizá porque la viralización de estas teorías funciona como consumo irónico. Que la historia sea cierta o no es, en cierto punto, lo de menos: lo importante es que sea verosímil. Y lo central entre los usuarios no es tanto creer en la información sino discutirla, defenderla o defenestrarla, jamás ignorarla. En la cadena alimentaria de las redes sociales, los complots y el sexo terminaron devorándose a casi todo el resto.
La delicada cuestión de los reptilianos podría definirse como un comodín de las teorías conspirativas modernas. La historia es así: al parecer, antes de que los hombres poblaran el planeta, los Anunnakis llegaron del espacio exterior para crear a la raza humana y utilizarla de mano de obra esclava en la extracción de minerales. Pero algo salió mal y nos volvimos inteligentes, emotivos y dueños de nuestro destino. Como en la legendaria serie de los 80, Invasión V Extraterrestre, estos animalitos reptiloides que tienen la capacidad de adoptar el aspecto humano siguieron entre nosotros manejando los dispositivos del poder: existen listas de personalidades que, en realidad, serían reptilianos. Detectarlos puede resultar peligroso, advierte la Web. Siempre existieron revistas, libros y programas de televisión dedicados a explotar el lado más paranoico de la sociedad. Al parecer, para muchos de nosotros podría resultar más aterrador descubrir que la maquinaria funciona sola. En los años 60 y 70 proliferaron fanzines y videos caseros "made in USA" donde aparecían ovnis, extraterrestres y otros fenómenos paranormales. En la Argentina, Semanario insólito hizo un aporte a la causa, aunque por aquí los complots con mayor rating siguen siendo los de orden político, en parte porque resultan ciertos en demasiadas ocasiones. El escritor y pensador italiano Umberto Eco expresó, en una entrevista con el diario El País, que Internet puede ocupar el lugar del periodismo malo. "Piensen en el éxito de cualquier página web que hable de complots o en la que se inventen historias absurdas: tienen un increíble seguimiento de personas que se las toman en serio", dijo. Con ver la película Thrive, que tiene más de dos millones de vistas en YouTube, alcanza para inyectarse la mayor dosis de paranoia concentrada modelo 2015.
Supongamos que todo es falso. Bien, salvo por un detalle: una de las teorías conspirativas más populares de los 60 denunciaba que la industria tabacalera añadía sustancias adictivas a los cigarrillos y que fumar podía causar graves enfermedades como el cáncer..
Fuente: lanaciononline.com.ar

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