Las mafias dominan el mundo


Norma Estela Ferreyra

Como es sabido, la medicina junto con los medicamentos, forman industrias millonarias y podría decirse, que son las más rentables de todas y están destinadas a enriquecer a unos pocos, aún a costa de la vida humana. Le sigue en importancia, la Industria de Alimentos, que usan poderosos tóxicos, para poder conservarlos y darles un mayor rendimiento económico; sin que importe el deterioro en la salud de quienes los consumen.

A la Farmacéutica, ya me referí en otro artículo y no voy a redundar en ella.
Es el turno de la medicina y sus agentes, los médicos, lo que no quiere decir, de ninguna manera, que todos los médicos tomen una actitud mercantilista que los beneficie y que no les interesen las malas consecuencias que los medicamentos puedan provocarle a la gente, que en forma demasiado sumisa, se pone en sus manos, totalmente entregada a su suerte y al criterio profesional.
También los médicos suelen someterse mansamente, al criterio de los laboratorios, porque creen en su rigor científico y en lo que les informan los “visitadores médicos”, que también están convencidos de que es verdad, lo que le mandan a predicar.
Tal vez, ni siquiera imaginen los pasillos oscuros que pueden conducir a su paciente por el túnel luminoso, de donde no se vuelve.
No obstante, eso no los exime de responsabilidades, toda vez que ellos están preparados para investigar lo que están recetando.
Para ser más didáctica, les contaré algo que me ocurrió con mi médico personal, un cardiólogo muy serio y eficiente, de la ciudad de Córdoba.
Resulta que yo tomaba una pastilla para estabilizar mi presión arterial y que me daba buenos resultados, pero una mañana, fui a un control médico y él me pidió permiso para ponerme en un programa experimental del laboratorio Novartis, donde debía reemplazar mi medicamento por una pastilla, que me reduciría la presión, el colesterol y la glucosa. Dijo que me había elegido porque era muy responsable en mis controles diarios respecto de mi presión arterial.
Y me aclaró, que me llevarían los medicamentos a mi domicilio. Entonces recordé una película filmada en África, donde se daba a conocer una historia real sobre una mujer defensora de los derechos humanos que fue asesinada a causa de sus investigaciones sobre los medicamentos que les hacían tomar a los africanos para el SIDA, con un agregado que resultaba, frecuentemente letal. Pero, por supuesto, no le decían que corrían ningún riesgo ya que se suponía que se trataba o bien del medicamento o de placebo. Pero no era así.
Lo que les daban era el medicamento para el SIDA con el agregado de una vacuna experimental, pero no placebo. Y un gran porcentaje de personas moría por esa causa.
En esa oportunidad, mi cardiólogo me dijo que nada podía ocurrirme, porque si me daban placebo, él se daría cuenta enseguida y suspendería todo, para volver a darme la anterior medicación.
Fue muy grande la sorpresa de mi médico, cuando le dije que no era al placebo lo que yo temía. Tampoco creía que la presión se me fuera a subir, sino que quería saber qué medicamento nuevo experimentarían junto con la droga para la presión arterial.
Me miró sorprendido y me dijo que no entendía nada. Le recomendé que viera la película “El Jardinero fiel” o que leyera el libro. Y comprendería. Y me aseguró que jamás se le hubiera ocurrido pensar algo como eso.
Por supuesto, que no participé en el experimento del Novartis.
El médico leyó el libro y me llamó para decirme que investigaría sobre el tema.
Hizo que sus pacientes del programa concurrieran cada 7 días y les controlaba, presión, diabetes y colesterol. Lejos de mejorar los valores, todos mantuvieron baja su presión, lo que descartaba de plano el uso de placebo y se descontrolaron en diabetes y colesterol, por lo que tuvo que suspender las pruebas. Tema que expuso en un Congreso del Laboratorio donde debieron concurrir, para sacar conclusiones sobre esos resultados experimentales, dejando a todos los asistentes con serias dudas sobre dicho medicamento.
En este caso, vemos a un profesional que actuó de buena fe, aunque engañado por los informes “científicos” del laboratorio.
Pero así como hay médicos honestos, hay un gran número de ellos que no investigan y se dejan asesorar por los visitadores médicos, que actúan exactamente como los medios de comunicación masivos, hegemónicos del imperio global, es decir, transmiten lo que el laboratorio les dice. Todo está cuidadosamente orquestado para obtener monstruosas ganancias, con las recetas de sus fieles seguidores que reciben recompensas muy valiosas, de acuerdo con la cantidad de recetas, que hagan del tal o cual Laboratorio. En estos casos, hay participaciones dolosas.
La industria alimenticia, también está muy organizada para réditos económicos inmensos, a costa de la salud de la población, con la complicidad de los órganos gubernamentales, que deberían controlar los alimentos y bebidas. Así como los modos de producción de los mismos,
Si tuviéramos un poder ciudadano como el de Venezuela o Cuba, que cuida los precios, el abastecimiento de productos y la contaminación del suelo y las aguas por tóxicos residuales, la cuestión sería distinta, Pero muchas veces, la mayoría de los organismos destinados al control de los mismos, son cómplices de las multinacionales. Como también hay legisladores, jueces y presidentes, que no van a ir nunca contra las multinacionales por temor o por complicidad.
Y esto explica, el que se permitan las etiquetas de alimentos y de bebidas, con letra ilegible por tan pequeña, con el fin de ocultar el verdadero riesgo de consumir tóxicos y sustancias dañinas para nuestra salud y el medio ambiente.
Pero, para quines estén interesados en conservar su vida y el bienestar de su cuerpo, les daré dos armas para defenderse de los químicos que nos envenenan.
Una es una lupa grande y confiable, otra es un link que les pego al final, para que analicen todos los químicos que son perjudiciales. Deberemos controlar una sola vez y elegir el producto que menos tóxicos o químicos dañinos tengan. Luego compraremos siempre los alimentos y bebidas elegidos. Respecto de las frutas y verduras, están todas contaminadas con poderosos tóxicos en su interior, a causa de las fumigaciones con productos de Multinacionales como Monsanto. Hay que dejarlas en remojo un par de horas y cambiarles el agua varias veces, para disminuir la toxicidad. Es simple y vale la pena enterarse de lo que hacen con nosotros estas Industrias alimenticias, en todo el mundo. Esta es la manera de darles jaque mate, hagámoslo de una vez y difundamos esto, a familiares, amigos y maestros

Fuente: (BARÓMETRO INTERNACIONAL, especial para ARGENPRESS.info)

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