El calentamiento del Ártico




El 2014 terminó siendo el año más caliente desde 1850. La magnitud varía con la latitud, la altura sobre el nivel del mar y las estaciones, entre otros factores. En el Ártico supera entre dos y tres veces el promedio global. Las tendencias actuales conducen a un aumento entre 3 y 5°C para finales de siglo sobre el promedio de la época preindustrial. Un incremento de 4°C implicaría un aumento entre 8 y 12°C en el Ártico, provocando su desestabilización definitiva y un eventual aumento en el nivel del mar entre 7 y 8 metros. 

La temperatura promedio ha aumentado cerca de 1°C sobre el promedio de la época pre-industrial. Aunque aparentemente insignificante, ha provocado que la superficie del hielo ártico marino haya perdido la mitad de su extensión desde 1950 (10 millones km2), un tercio sólo entre 1980 (7,41 MM km2) y el 2014 ( 5,01 MM km2), medido en septiembre cuando se presenta el mínimo anual. Sólo durante este último período se han derretido 9.000   kilómetros cúbicos de hielo marino, provocando que su volumen se haya reducido a menos de la mitad sólo en los últimos 34 años. 
La capa de hielo sobre Groenlandia cubre 1,7 millones de kilómetros cuadrados y contiene 2,83 millones de kilómetros cúbicos de hielo. Su pérdida implicaría un aumento en el nivel del mar de 7,4 metros. Groenlandia ha perdido en promedio 260.000 millones de toneladas de hielo cada año entre el 2002 y el 2014. 
El Ártico como lo conocemos está desapareciendo. Los ecosistemas se aproximan a un estado de caos. La flora y la fauna sub-ártica se desplazan hacia el norte en un intento por sobrevivir. Docenas de miles de morsas se han desplazado hacia la costa nor-occidental de Alaska. La población de osos polares en el mar de Beaufort se ha reducido en un 40% en apenas 10 años. 
El rápido deshielo del Ártico ha provocado una carrera por sus recursos, en particular las reservas de petróleo: 90.000 millones de barriles y gas natural: 44.000 millones de barriles equivalentes de petróleo. En el Ártico también se encuentran importantes depósitos de oro, plata, diamantes, titanio, níquel, hierro, zinc, paladio, platino y cobalto, además de importantes recursos pesqueros. De allí se extrae actualmente el 40% del paladio, 20% de diamantes, 15% del platino, 11% del cobalto y 10% del níquel que se consume en el mundo. De sus aguas se extrae el 11% de la pesca global anual. 
Cerca de 10% del suministro mundial de petróleo y una cuarta parte del gas natural provienen en la actualidad de la región Ártica. Estas cifras tienden a aumentar rápidamente. Los países que comparten el territorio reclaman derechos más allá de las 200 millas de zona económica exclusiva en anticipación al reparto de sus recursos: Estados Unidos, Rusia, Noruega, Dinamarca-Groenlandia, Islandia y Canadá. 
Otro aspecto de importancia estratégica son las rutas de transporte que se abren con la pérdida de las masas de hielo. En el 2007 sólo 3 buques rompe-hielo se atrevieron a realizar esta peligrosa travesía. En el 2013 fueron surcadas por 72 buques convencionales de carga, reduciendo el recorrido entre 4.000 y 5.000 kilómetros en comparación con las vías alternas a través del Canal de Suez, los estrechos de Malaca y Gibraltar o el Canal de Panamá. 
En el 2010 se transportaron 110.000 toneladas de carga por la Ruta Norte. En el 2013 aumentó a 1,4 millones de toneladas, con un incremento previsto a 4 millones para el 2015 y a 60 millones para el 2030. Aunque esto es sólo una fracción de lo que se transporta por el canal de Suez (740 millones de toneladas en el 2012), la Ruta Norte se convierte rápidamente en un enlace estratégico entre Asia, Rusia, Europa y Norteamérica, particularmente en el ámbito militar, en materia energética y tecnología de punta. Un viaje desde Melkoya, Noruega hasta Yokohama, Japón, por la Ruta Norte ahorra 21 días de viaje en cada dirección y US$ 800.000 sólo en costos de combustibles. 
El reciente deterioro de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos aumenta el riesgo de militarización de la región. Ante el creciente acoso de la OTAN, Rusia ya ha desplegado su nuevo Comando Norte y su Flota del Norte con 40 barcos de guerra para defender sus intereses en la región. Para inicios del 2015 se encuentra prevista la activación de una Flota de Drones rusa para vigilancia y reconocimiento. Rusia plantó su bandera en el fondo del océano Ártico en el 2007, en una cápsula de titanio, 4.200 metros directamente debajo del Polo Norte.  

Dr. Julio César Centeno, Profesor, Universidad de Los Andes,Mérida - Venezuela - Imagenes: www.concienciaeco.com
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El Ártico cada día más cálido 

No hay glaciares en el delta del río Lena de Rusia. A diferencia de la Antártida o Groenlandia, en la tundra siberiana el hielo no se forma sobre la tierra en laderas o planicies elevadas. Más bien, se forma directamente bajo tierra como cuñas de hielo. 

Por primera vez, investigadores del Instituto Alfred Wegener (AWI) han decodificado con éxito el permafrost y reconstruido el desarrollo de las temperaturas del invierno en el delta del río Lena de Rusia. Sus conclusiones: en los últimos 7.000 años, las temperaturas invernales en las regiones de permafrost de Siberia han aumentado gradualmente. El estudio se publica en Nature Geoscience. No hay glaciares en el delta del río Lena de Rusia. A diferencia de la Antártida o Groenlandia, en la tundra siberiana el hielo no se forma sobre la tierra en laderas o planicies elevadas. Más bien, se forma directamente bajo tierra como cuñas de hielo. "Las cuñas de hielo son una característica típica de las regiones de permafrost. Se forman en suelos congelados de forma permanente en respuesta al intenso frío de invierno, haciendo que se agrieten. Cuando la nieve se derrite en primavera, el agua de deshielo llena estas grietas. Como en el suelo la temperatura es aproximadamente de menos diez grados centígrados, el agua se congela de inmediato. Si este proceso se repite invierno tras invierno, durante décadas y siglos, se forma un cuerpo de hielo con forma de cuña gigante ", explica Hanno Meyer, investigador del permafrost en el y primer autor del estudio. Con una profundidad de hasta 40 metros y una anchura de hasta seis metros, las cuñas de hielo del Ártico siberiano no pueden ser tan físicamente impresionante como glaciares de la Antártida. Sin embargo, las cuñas de hielo, algunas de los cuales tienen más de 100.000 años de edad, almacenan información del clima de la misma manera, lo que permite a los científicos investigar utilizando los métodos de investigación de los glaciares. El agua de deshielo siempre viene de la nevada de un solo invierno. Por lo tanto, cuando se congela en estas grietas heladas, la información sobre las temperaturas de invierno en ese año específico también se conservan.

ANÁLISIS DE ISÓTOPOS DE OXÍGENO 
"Ahora hemos logrado por primera vez el análisis de isótopos de oxígeno para acceder a la información de la temperatura almacenada en el hielo y compilarla en una curva del clima durante los últimos 7.000 años", explica el co-autor Thomas Opel. La nueva información representa los primeros datos bien compilados de las temperaturas invernales de las regiones de permafrost de Siberia e indica una tendencia clara: "Durante los últimos 7.000 años, los inviernos en el delta del río Lena se han calentado de manera constante, una tendencia que no hemos visto en ningún otro archivo de clima del Ártico", dice Hanno Meyer. A su juicio, la razón probable es que hasta la fecha, el clima del Ártico se ha reconstruido analizando el polen fosilizado, las diatomeas y los anillos de árboles. Pero la información de la temperatura corresponde al verano, cuando las plantas crecen y florecen. Las cuñas de hielo son de los pocos archivos que pueden grabar datos exclusivamente de invierno. Además, los nuevos datos permitirán a los investigadores a llenar un vacío importante: "La mayoría de los modelos climáticos indican un largo plazo de refrigeración en el verano y un calentamiento a largo plazo en el invierno para el Ártico en los últimos 7.000 años, pero hasta ahora, no ha habido datos de temperatura de apoyo a la segunda afirmación". En cuanto al efecto del calentamiento global de origen humano en este fenómeno, Hanno Meyer explica que la curva muestra un reparto claro: hasta los albores de la industrialización en 1850, podemos atribuir el desarrollo a los cambios en la posición de la Tierra con respecto al Sol. Pero con la industrialización y el fuerte aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, esto se complementó con el efecto invernadero antropogénico. "A partir de ese momento, nuestra curva de datos muestran un aumento importante que difiere claramente de la calentamiento gradual en la fase anterior", dice.

Fuente: ep 

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