Editorial Boletín 209 - WRM: El complejo debate sobre las alternativas


Este último boletín del Movimiento Mundial por los Bosques del año 2014 se enfoca en un tema que de alguna manera está presente en todas las luchas locales y cuestiones conexas que abordamos cada mes en nuestro boletín. Aunque no se refiere específicamente a un asunto relacionado con bosques o plantaciones forestales, se trata de algo que afecta a las comunidades que dependen de los bosques y sobre lo que sentimos es importante dedicar todo un boletín del WRM: el complejo debate sobre las alternativas.

Muchos y muchas de quienes estamos involucrados en las luchas contra los distintos proyectos que destruyen los bosques, hemos pasado muchas veces por una situación en la que un representante estatal o de una empresa nos interpela cuando nos oponemos a un determinado proyecto, exigiendo saber: “¿Cuál es su alternativa?” En este boletín tratamos de abordar esta cuestión un tanto intimidante desde diferentes ángulos, con el fin de mostrar no sólo su complejidad sino también ofrecer algunas ideas sobre qué hacer en nuestra práctica diaria frente a esta cuestión y al debate sobre las “alternativas” en general.
Como Larry Lohmann muestra en su artículo, cuando en alguna medida tratamos de responder a la exigencia de que ofrezcamos una “alternativa”, a menudo también se nos obliga a formular nuestra alternativa dentro de la lógica del modelo de producción hegemónico. Como sabemos, este modelo existe para satisfacer un muy alto nivel de consumo material por parte de una minoría en el mundo, que a menudo vive lejos de donde se realiza la mayor parte del daño. Larry sugiere que debemos ante todo cuestionar que la exigencia recaiga sobre nosotros, por ejemplo, devolviendo la pregunta: “¿alternativa para quién?” y “¿a expensas de quién?”
También debemos dar continuidad a nuestros esfuerzos por desentrañar el lenguaje utilizado e impuesto por quienes más impulsan – y más se benefician – de los grandes proyectos que destruyen los bosques. Debemos reflexionar sobre ese lenguaje, y responder al mismo. Durante décadas, empresas, consultores, funcionarios del Estado, medios de comunicación, etc., han afirmado que tienen las “alternativas”, las “soluciones” a las diversas crisis que enfrentan nuestras sociedades. Hace unos 20 años hablaban del “desarrollo sostenible” como una “alternativa” al modelo de desarrollo dominante. En los últimos años, debido a que los problemas persistieron a pesar de dos décadas de aplicación de políticas y proyectos de “desarrollo sostenible”, empezaron a hablar de la “economía verde” y de “poner un precio a la naturaleza”, como las nuevas “alternativas”. Tales “alternativas” son adoptadas y promovidas por órganos de la ONU, por casi todos los gobiernos y todas las empresas transnacionales, mientras que en los hechos no hay ningún cambio estructural. Parece, pues, que idear y proponer “alternativas” se ha convertido, más que nada, en un mero ejercicio que forma parte del mismo modelo al que hay que encontrarle una “alternativa”.
Pero, ¿existe una alternativa al debate/demanda de “alternativas”? Una experiencia interesante es la relatada en el artículo de Adolfo Maldonado, de Ecuador, sobre cómo hacer ante la situación que enfrentan miles de comunidades de todo el Sur global afectadas por una importante crisis, resultante, en muchos aspectos, de años de actividades destructivas en sus hogares y lugares aledaños. En el caso de Ecuador, estas actividades involucran a la industria del petróleo y a las plantaciones de monocultivos de árboles frutales. Durante años, Adolfo trabajó con una comunidad afectada a través de lo que llaman “Clínica Ambiental” – una iniciativa de la organización Acción Ecológica que se basa en la idea de que cuando la naturaleza está “enferma”, entonces la gente también estará “enferma”. En la comunidad que participó de esta iniciativa, la alternativa a las “alternativas” terminó llamándose energía alterativa, refiriéndose a una energía capaz de cambiar para mejor las vidas de las personas de la comunidad.
En la práctica, en numerosos países en todo el mundo se está llevando a cabo una gran cantidad de experiencias únicas a nivel local, que comparten la necesidad diaria de la gente de cambiar sus vidas para mejor, a pesar de la situación a menudo adversa provocada por la cercanía de un proyecto destructivo a gran escala. Es la gente de las comunidades, los grupos de mujeres y de jóvenes, las organizaciones que trabajan en torno a la cultura y los movimientos sociales, por dar sólo algunos ejemplos, quienes impulsan este tipo de experiencias.
Otro ejemplo es la historia del desafío, en un país tan complejo como la India, de transformar los diversos esfuerzos por cambiar y mejorar las vidas de las personas de la comunidad, en un movimiento político más amplio para el cambio social y la transformación radical. Es imposible, entonces, no referirnos a los enormes obstáculos y desafíos que se presentan cuando se trata de buscar alternativas capaces de cambiar para mejor la vida de las personas en un país que – como la mayoría de nuestros países – está dominado por el poder del Estado, por un régimen capitalista que beneficia a las empresas transnacionales que controlan la economía de mercado. ¿Cómo es posible construir “alternativas” dentro de un modelo único, dominante, que continúa destruyendo formas de vida y culturas?
De manera que los desafíos son enormes y, enfrentar este desafío implica también superar la fragmentación de los análisis que se realizan, así como también superar la fragmentación de nuestras luchas.
En definitiva, esperamos que este boletín sea una pequeña y aún así valiosa contribución a este debate complejo pero necesario. Los invitamos a compartir sus opiniones y también sus experiencias en torno al tema. Y, por supuesto, ¡esperamos que disfruten de la lectura!

WRM  Boletín 209

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