"La posibilidad de contaminación genética es total".

                          


Entrevista con Rubens Nodari

A continuación les presentamos una entrevista realizada al investigador y científico Rubens Nodari, fué miembro de la Comisión de Bioseguridad en Brasil, y catedrático en la Universidad de Santa Catarina de Brasil. Una de las voces más calificadas para hablar del tema OGM's y bioseguridad del continente
Agencia Tegantai: ¿Qué es el maíz transgénico?, ¿Qué modificaciones ha sufrido?
Rubens Nodaris: Las principales modificaciones que han sido hechas en maíz son la introducción de genes de bacterias para que la planta produzca toxinas, y genes de bacterias para que el maíz se vuelva resistente a herbicidas, tanto el Round Up como el Glufosinato de Amonio, los dos.

AT: ¿Qué peligro hay con estas modificaciones al maíz?
RN: Todos los estudios hechos con el maíz transgénico que produce esa toxina, la misma que es un veneno, demuestran muchos efectos en los componentes de la biodiversidad, por ejemplo en insectos. Hay también estudios que demuestran un efecto adverso en organismos que viven en agua. Los estudios demostraron que la abejas pueden perder su sentido de orrientación, su capacidad de informar a las otras por medio de la danza la distancia a la fuente del polen, esta danza se vuelve diferente. También hay estudios que demuestran efectos en organismos del suelo, en la biota del suelo, esa bacteria puede causar la disminución de organismos descomponedores.
AT: ¿Puede el maíz transgénico contaminar el maíz nativo?
RN: Sí, la posibilidad de contaminación es total, porque en todos los países donde se introdujo el maíz transgénico ocurrió contaminación de las otras variedades. En España hubo contaminación de las variedades orgánicas, en Argentina también hay una contaminación muy grande, en Estados Unidos también hay contaminación. O sea, donde se aprobó el maíz transgénico, el polen o la mezcla de semillas han provocado esa contaminación. El polen del maíz puede volar distancias muy largas, 500 metros, uno o dos kilómetros, además, los campesinos tienen una práctica histórica de intercambio de semillas, entonces van a compartir semillas que están contaminadas y van a diseminar ese transgénico, y el viento también va a diseminar el polen. Todos los científicos están de acuerdo en que es imposible impedir la contaminación del maíz.
AT: ¿Qué peligro hay con esa contaminación en relación con la Propiedad Intelectual? ¿A quién pertenecen esas semillas?
RN: Las implicaciones de esa contaminación son dos. La primera es que todos los transgenes son patentados, entonces la agricultura que tiene su producción contaminada puede tener que pagar las regalías por contener en sus semillas los transgenes. Segundo, el peligro de la contaminación es que las variedades que no son transgénicas se van a quedar transgénicas porque en cada cruce, la mitad del germoplasma se vuelve transgénico, por tanto, si se cruza un transgénico con una variedad criolla, la mitad se vuelve transgénica, entonces, cruces sucesivos pueden cambiar una variedad que no es transgénica en una transgénica. Se va a perder toda la diversidad y toda esta combinación de genes que fueron seleccionados por los campesinos. 
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Argentina: Crearán Instituto que aplique la “Ley Monsanto” de propiedad intelectual a las semillas transgénicas

matrizur.org

Dentro del proyecto de ley enviado al Congreso argentino, se prevé la creación d el INSTITUTO NACIONAL DE SEMILLAS (INASE), quien será el organismo de aplicación de la llamada “Ley Monsanto” y resolverá sobre el otorgamiento del tít ulo de propiedad sobre las semillas transgénicas a las variedades vegetales de todos los géneros y especies botánicos, incluidos, entre otros, los híbridos entre géneros o especies. Sea cual sea el origen, artificial o natural, de la variación inicial que ha dado lugar a la variedad, esta debe poder distinguirse claramente de otra variedad o hibrido o clon.
El proyecto menciona que una vez concedido el derecho de propiedad del obtentor, se permitirá la comercialización de las semillas y la duración del monopolio se extenderá no menos de quince (15) y no más de veinte (20) años o, en caso de vides, árboles forestales, árboles frutales y árboles ornamentales, con inclusión, en cada caso, de sus portainjertos, la duración de protección no podrá ser inferior a 18 años ni superior a 25 años, a contar desde la fecha de concesión de los derechos del obtentor. En el título de propiedad figurarán las fechas de expedición y de caducidad.
La protección de propiedad intelectual que adopta la ley para las innovaciones en variedades vegetales de pulpo Monsanto es el sistema del “Derecho del Obtentor”, que otorga al titular de una creación fitogenética, un derecho temporal de exclusividad (monopolio) de producir y comercializar la variedad vegetal.
El Estado podrá garantizar las regalías a los monopolios (Monsanto, Syngenta, Nidera, Cargill) declarando el “uso público restringido" por el Poder Ejecutivo nacional a propuesta de la SECRETARIA DE AGRICULTURA, GANADERIA, PESCA Y ALIMENTACION y con el asesoramiento previo del INSTUTUTO NACIONAL DE SEMILLAS (INASE), sobre la base de una “compensación equitativa para el propietario”, cuando se determine que esa declaración es necesaria (por no más de dos años) en orden de asegurar una adecuada suplencia en el país del Producto obtenible de su cultivo y que el beneficiario del derecho de propiedad está supliendo las necesidades públicas de semilla de tal cultivar en la cantidad y precio considerados razonables.
Asimismo, cuando una variedad se ofrezca en venta o se comercialice, estará permitido asociar una marca de fábrica o de comercio, un nombre comercial o una indicación similar, a la denominación de variedad registrada.
Quien desee hacer uso propio de semillas será penado con multa de dos mil pesos ($ 2.000) a cien mil pesos ($ 100.000) quien identificare o vendiere, con correcta u otra identificación, semilla de cultivares cuya multiplicación y comercialización, no hubiera sido autorizada por el propietario del cultivar. 
Semanas atrás, el Ministro de Agricultura argentino, Norberto Yauhar, había afirmado que ”Otro debate que se abre a partir de la nueva ley es el de las patentes y la propiedad intelectual. Estos desarrollos tecnológicos traen muchos beneficios para el productor, por lo que lo más justo es que paguen un porcentaje. Este sería de un tercio de la cosecha final, por los grandes gastos que tienen los inversores como empresas o el Estado. Es lógico que quienes aumenten su productividad deban pagar regalías”.
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Semillas en debate
Por Darío Aranda 

“La ley Monsanto.” Es una de las formas en la que movimientos campesinos, pueblos indígenas y organizaciones sociales bautizaron al proyecto de ley de semillas que prepara el Ministerio de Agricultura. Según afirman las organizaciones, la medida, que sería tratada antes de fin de año en el Congreso, no dio participación a campesinos y pequeños productores, limita el “uso propio” (posibilidad de utilizar las semillas de la cosecha) y favorece a las corporaciones del agro. “El proyecto de ley pone en riesgo la soberanía alimentaria de nuestro país a través de la concesión de nuevos privilegios para las empresas transnacionales e implica la pérdida de los derechos de nuestro pueblo”, denuncia una declaración conjunta del Movimiento Agroecológico de Latinoamérica (Maela) y de la Red de Acción en Plaguicidas de América Latina (Rapal).
“El proyecto de modificación de la ley está formulado a la medida de Monsanto. En el 2003 Monsanto anunció que discontinuaba su programa de mejoramiento de soja en el país ‘debido a la baja rentabilidad del negocio, que imposibilita mantener los niveles adecuados de investigación en Argentina’. Su reclamo específico era una nueva ley de semillas que le permitiera tener ‘seguridad jurídica’ en sus operaciones”, explicó Carlos Vicente, de la organización internacional Grain, que estudia el mercado de semillas y las corporaciones agrícolas.
El 21 de agosto pasado, el ministro de Agricultura, Norberto Yauhar, presentó la nueva soja (RR2) junto a los directivos de Monsanto. “Hay que respetar la propiedad intelectual”, reclamó ese mismo día el ministro y adelantó que el Gobierno estaba trabajando en una nueva ley de semillas, que contemple el cobro de regalías para quienes desarrollan las semillas transgénicas.
Ahora, las organizaciones campesinas y pequeños productores denuncian que no fueron convocados a debatir el proyecto que podría modificar su forma de producir alimentos. Solicitaron el proyecto al Ministerio de Agricultura y a la Comisión de Agricultura del Congreso, pero no lo obtuvieron. Recién un mes después, el proyecto fue filtrado a las organizaciones.
“Manifestamos nuestro rechazo al proyecto de ley de semillas. Manifestamos la necesidad de analizar, discutir y presentar un proyecto que de manera participativa satisfaga las necesidades de los productores”, reclamaron los dirigentes argentinos de Maela y Rapal en una carta abierta dirigida a la Presidenta y al ministro de Agricultura. En las críticas sobresale la definición que se hace de productor (artículo 1). “Es reduccionista. Es grave porque de esa definición luego se deriva quiénes serán sujetos de derecho para conservar sus propias semillas”, explica. También apunta al artículo 4, de creación de una comisión nacional de semillas con “escasa o nula” participación de la agricultura familiar.
Las organizaciones reivindican el derecho a guardar parte de la cosecha como semilla, para la próxima siembra, el llamado “uso propio” de la semilla. Según advierten, la decisión de las empresas de semillas, con Monsanto a la cabeza, es limitar el derecho histórico al “uso propio”, bajo el argumento de respetar la “propiedad intelectual”. Con el proyecto de ley, el uso propio pasa de ser un “derecho” a transformarse en una “excepción”.
“El proyecto ilegaliza o restringe gravemente prácticas que han estado en vigencia desde los inicios de la agricultura, como es el seleccionar, mejorar, obtener, guardar, multiplicar e intercambiar semilla libremente a partir de la cosecha anterior. Esta práctica es un derecho fundamental de los agricultores y agricultoras del mundo”, denuncian el Movimiento Campesino Indígena (MNCI), Grain y Amigos de la Tierra en un documento llamado “Diez motivos para luchar contra el proyecto de ley que pretende privatizar las semillas en la Argentina”. Las organizaciones firmantes alertan que el proyecto de ley crea condiciones para “expandir la presencia de empresas semilleras transnacionales en el país” y reclaman que el debate sea abierto a todos los sectores de la sociedad.
La Cátedra de Soberanía Alimentaria de la Universidad Nacional del Comahue también cuestionó el proyecto de ley, propuso tomar como referencia la ley de Bolivia (considera la función social de la semilla) y solicitó “una indiscutible intervención del Estado que sostenga a las comunidades originarias y campesinas así como también a la ciudadanía toda en pos de proteger y alentar el libre intercambio de semillas. Es necesario imposibilitar la concentración, los derechos de la propiedad de las semillas y frenar el desarrollo del monocultivo en manos de multinacionales”.
La Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (Compa), con presencia en 17 provincias, afirmó que el proyecto “atenta contra la diversidad y la producción de alimentos para el pueblo, ya que termina entregando su control a las corporaciones”. Lamenta que la “política agropecuaria priorice el agronegocios y la generación de retenciones por sobre la producción de alimentos santos para el pueblo”.
Página/12 - Imagenes: Rebelion-Pagina12

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