Imposible mantener el control de Fukushima







Japón no logra enfriar los reactores

"¿Cuántas advertencias más necesita la población para concluir que los reactores nucleares son intrínsecamente peligrosos?", preguntó Jan Beranek, jefe de campaña antinuclear de Greenpeace Internacional. "Nos dicen que este tipo de cosas no puede suceder con los reactores modernos, sin embargo, hoy en día Japón se encuentra en medio de una crisis nuclear con consecuencias potencialmente devastadoras".


Fukushima se muere. La central nuclear que mantiene al mundo en vilo parece vivir sus últimas horas. Autoridades, expertos y gobiernos, incluyendo el japonés, califican la situación de "apocalíptica", una auténtica "pesadilla" que no muestra atisbo de frenar.
Explosiones, fusiones parciales del núcleo, incendios, expulsión de partículas radiactivas a la atmósfera... Los seis reactores que configuran la central japonesa, con graves problemas desde el terremoto del viernes, siguen su camino hacia la catástrofe nuclear. Y lo que muchos intentaban controlar se va de las manos.
La situación de los reactores es "gravísima". El reactor número 1, el primero que explotó, se encuentra sin refrigeración, se ha producido una fusión parcial del núcleo y su vasija está dañada.
El 2, uno de los más afectados, no tiene prácticamente refrigeración, mientras que su vasija de contención resultó dañada tras la explosión de hidrógeno que se produjo en la madrugada del martes. Los reactores 5 y 6 también viven problemas de refrigeración ya que la temperatura de sus piscinas se ha incrementado considerablemente, aunque se encuentra en niveles normales.
El 3 y 4, los más peligrosos
Pero, sin lugar a dudas, los reactores más peligrosos son ahora el 3 y el 4. El primero de ellos, dañado por una explosión desde el lunes, tiene graves problemas de refrigeración, ha producido una fusión parcial del núcleo y su sistema de contención está gravemente dañado y está expulsando partículas radiactivas a la atmósfera, lo que junto al escape del reactor 2 ha elevado los niveles de radiación hasta los 10 milisievert por hora, por lo que las labores de refrigeración se han parado hasta que desciendan dichos niveles.
En este reactor se han medido tasas de dosis muy elevadas (400 milisievert) junto a una de las paredes del edificio del reactor.
Estos valores podrían estar relacionados con la situación en la que se encuentra el núcleo del reactor, que está descubierto, con su recinto de contención o con el estado de la piscina de combustible tras la deflagración sufrida.
Por su parte, el reactor 4, que se encuentra en estado "crítico", según la compañía TEPCO. Desde ayer se han producido dos incendios y la piscina que enfría las barras de combustible está completamente vacía.
Tal es la situación que el Gobierno ha ordenado a la empresa inyectar agua en la piscina "tan pronto como sea posible para evitar un desastre nuclear importante".
Aunque las llamas en el reactor 4 fueron controladas rápidamente, la detonación provocó dos orificios de ocho metros cuadrados en el muro del edificio exterior del reactor, dejando en contacto con el aire la piscina de combustible. Además, el techo se ha agrietado.
En resumen, se estima que un 70% de las barras de combustible nuclear han resultado dañadas, de las que un 33% pertenecen al reactor 2. Además, se cree que los núcleos de los reactores se han fusionado parcialmente ante la falta de refrigeración.
Medidas contra la radiación
Ante el aumento de la radiación y pese a que las autoridades han permitido niveles de hasta 250 milisievert para los trabajadores, la central obligó a evacuar a los últimos empleados que permanecían en el recinto, que regresaron horas después. Durante ese tiempo, las operaciones para enfriar los reactores se paralizaron.
Un helicóptero ha estado sobrevolando la zona con carga de agua para poder enfríar el reactor dañado, pero los altos niveles de radiactividad han impedido cumplir el objetivo. El segundo intentó se realizará con cañones de agua apuntando directamente a los reactores.
Las medidas tomadas por el Gobierno de momento han incluido la evacuación de los ciudadanos en un radio de 20 kilómetros, el establecimiento de una zona de exclusión aérea de 30 kilómetros y la petición a los vecinos de Fukushima que se queden en casa y no salgan a la calle.
Pero, los problemas no sólo parten de la central. La escasez de energía tras el seísmo ha obligado a realizar cortes de luz en determinadas horas del día, momentos en los que el sistema informático utilizado para medir la propagación de la radiactividad en torno a Fukushima deja de funcionar.
La Agencia de Seguridad Nuclear japonesa no cuenta con que el sistema vuelva a funcionar al cien por cien, puesto que muchos de los puntos de medición no funcionan por culpa de los cortes de energía.
En este contexto, el jefe del Gabinete japonés, Yukio Edano, ha admitido que podría ser necesario la ayuda de terceros países. Así, ha barajado la posibilidad de solicitar la intervención de las fuerzas militares estadounidenses para atender la emergencia, desatada tras el terremoto de nueve grados en la escala de Richter que el pasado viernes azotó la costa nororiental.
A pesar de esta advertencia, Edano ha dicho que los niveles de la radiación liberada a la atmósfera, no suponen un riesgo inmediato para la salud. También ha solicitado a la población que mantenga la calma y frene la compra compulsiva de combustible, ya que esto podría provocar un desabastecimiento general que empeoraría la ya de por sí grave situación que atraviesa el país.
Por su parte, el emperador de Japón, Akihito, se ha dirigido en un discurso televisado al país. Cinco días después del grave seísmo y posterior tsunami, ha pedido calma. A través de la cadena de televisión pública NHK, Akihito, de 77 años, ha dicho al pueblo nipón que reza por "el bienestar del máximo número de supervivientes posible tras el desastre". A su vez, ha explicado que los problemas en los reactores nucleares de Japón son impredecibles.
ELMUNDO.es |

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Cuatro de los seis reactores de la central de Fukushima Daiichi, fuera de control
El reactor 4 se queda sin agua; el 2 y el 3, muy dañados

La crisis nuclear en Japón parece seguir fuera de control. Los reactores 3 y 4 de la central nuclear de Fukushima Daiichi siguen siendo los que más preocupación despiertan en la planta, por la temperatura que está alcanzando el combustible nuclear gastado en las piscinas de estas unidades. Las explosiones e incendios en ambos reactores han dejado sin agua la piscina de la unidad número 4, mientras que la unidad 3 presenta daños similares a los que el martes se confirmaron en la estructura de contención del reactor 2.
"Creemos que la muralla secundaria de confinamiento ha sido destruida [en el reactor 4], que no hay más agua en las piscinas con los combustibles gastados y que los niveles de radiación son extremadamente elevados", advirtió este miércoles el director de la Comisión Regulatoria Nuclear estadounidense (NRC), Gregory Jaczko. "Sería muy difícil para los trabajadores de emergencia acercarse a los reactores. Las dosis [de radiación] podrían ser letales", dijo en una comparecencia ante el Congreso de EEUU.
Aunque el núcleo del reactor 4 no contenía combustible nuclear (cuando se produjo el terremoto, estaba parado por tareas de mantenimiento), sí tiene combustible nuclear gastado en una piscina de refrigeración, que resultó dañada en la explosión e incendios que ha sufrido esta unidad. No ha sido posible determinar la causa de estos incendios precisamente por los elevados niveles de radiación en el lugar. "Pensamos que ha habido una explosión de hidrógeno", explicó Jaczko.
Al igual que es necesario enfriar el combustible del núcleo en los reactores que sufrieron una súbita parada con el seísmo (lo que ahora intentan los técnicos en los reactores 1, 2 y 3), las barras de combustible gastado necesitan estar cubiertas de agua para enfriarlas. Si no se enfrían, se dañan y pueden emitir sustancias radiactivas.
"Las autoridades japonesas han informado de su preocupación sobre la condición de la piscina de combustible nuclear gastado en las unidades 3 y 4 de Fukushima Daiichi", había explicado unas horas antes el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA).

Los nuevos problemas

Los reactores 3 y 4 han sido los que han sufrido nuevos problemas en las últimas horas. A las 5:45 de este miércoles (las 21:45 del martes, en la Península) se declaró un nuevo incendio en el reactor 4. La compañía eléctrica que gestiona la central, Tepco, ha reconocido que su estado es "crítico". Sólo unas horas después (a las 8:34 en Japón, las 0:34 en la Península), comenzaba a salir humo blanco del edificio del reactor 3, el único de la planta en el que se utiliza plutonio, mucho más nocivo que el uranio.
Las autoridades niponas han reconocido que el reactor 3 -la "prioridad", según Tepco- ha sufrido daños en su recinto primario de contención (la estructura de acero y hormigón para evitar una fuga radiactiva) y parece estar liberando vapor radiactivo.
El director general del OIEA, Yukiya Amano, ha dicho que su organismo no ha visto por ahora signos de emisiones de plutonio en el reactor. "El plutonio no es una inquietud en este momento".
El ministro portavoz, Yukio Edano, reconoció esta mañana que estaban considerando que esta unidad podía haber sufrido un fallo similar al del reactor 2 (que sufrió una explosión en la madrugada del martes), donde resultó dañada la estructura primaria de contención y, posiblemente, también la vasija del reactor. Lo prioritario, dijo Edano, es controlar las labores de refrigeración.

Refrigeración
"Verter agua en las piscinas [de combustible nuclear gastado] de los reactores número 3 y número 4 es una alta prioridad", declaró en una conferencia de prensa Hidehiko Nishiyama, funcionario de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón.
En una señal de desesperación, las autoridades se disponen a arrojar agua mediante cañones (utilizados habitualmente para dispersar manifestaciones) sobre la unidad 4 y posiblemente también sobre la 3, según el comunicado del organismo de Naciones Unidas.
Daños en el núcleo de tres reactores
"En las próximas horas habrá nuevos eventos catastróficos, que podrían presentar una amenaza a las vidas de las personas en la isla", advirtió este miércoles el comisario de energía de la Unión Europea, Guenther Oettinger, al Parlamento Europeo.
Oettinger indicó que el sitio nuclear estaba "efectivamente fuera de control". El comisario ya dijo este martes que la situación en la central es "apocalíptica".
"Todavía no hay pánico, pero Tokio, con 35 millones de personas, es la mayor metrópolis en el mundo", advirtió. Al ser consultada, su portavoz señaló que sus predicciones de la catástrofe para las próximas horas no estaban basadas en una información privilegiada específica.
También el director general del OIEA se ha mostrado inquieto por una situación que calificó de "muy grave", si bien consideró que "no es el momento de decir que las cosas están fuera de control", cuando fue preguntado por las declaraciones de Oettinger. "Los operadores están haciendo todo lo posible para restaurar la seguridad del reactor", añadió Amano.
Según dijo, se han confirmado daños en los núcleos de tres reactores. En los tres reactores que estaban en funcionamiento cuando se produjo el terremoto (el 1, 2 y 3) el núcleo sigue parcialmente descubierto, es decir, las barras de combustible no están totalmente cubiertas de agua y, por tanto, se están calentando. En caso de que no consiga bajarse su temperatura, puede producirse la fusión del núcleo.
Según Amano, el agua está a un nivel que deja dos metros de las barras de combustible (que miden casi cuatro metros) expuestas. El responsable del OIEA anunció además que viajará a Japón lo antes posible para evaluar la situación, pues necesita más información de las autoridades niponas, que hasta ahora han comunicado los problemas de la central con cuentagotas.

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