“Patagonia "for sale"





por Elio Brat desde Neuquén
 
Cada vez es mayor el territorio de la Patagonia que se encuentra en posesión de extranjeros.
 
Con su millón de kilómetros cuadrados en tierras, la Patagonia es la región más extensa y despoblada de la Argentina. Según la Federación Agraria Argentina “aproximadamente el diez por ciento del territorio nacional, alrededor de 270 mil kilómetros cuadrados, se encuentran en posesión de extranjeros”. Incluso algunos se arriesgan afirmando que en estos primeros diez años del siglo XXI ese porcentaje es aún mayor, todavía.
Hagamos un poco de memoria: en la década del ´90, el diario francés Le Monde ya incluía varias notas referidas al crecimiento de la compra de tierras argentinas por parte de millonarios extranjeros conocidos mundialmente. Nombres como el inglés Joseph (Joe) Lewis –quien ocupa el sexto lugar entre las fortunas privadas del Reino Unido-, Ted Turner, dueño de la norteamericana CNN y los hermanos italianos Benetton –Luciano, Gilberto, Carlo y Giuliana, dueños desde 1965 de la famosa fábrica de telas y ropa, cabeza del Benetton Group, cuyo valor en Bolsa supera los 16 mil millones de euros- desembarcaron en nuestra Patagonia en provincias como Río Negro, Neuquén y Chubut, respectivamente. Todo, de la mano de una política nacional encabezada en ese entonces por el riojano Carlos Saúl Menem.

Vienen por todo
 
¿Por qué vienen los extranjeros a comprar tierras, especialmente en el sur? “Vienen por todo: por el agua, la tierra, los minerales, hidrocarburos y la biodiversidad”, no dudó en afirmar Elsa Bruzzone, especialista en geopolítica, estrategia y defensa nacional. “Lo increíble es que estos bienes naturales son ofrecidos en la página web del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, por la Subsecretaría de Desarrollo de Inversiones que depende de la Secretaría de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales” agregó la investigadora. Dijo que “allí se afirma que el país ofrece oportunidades de inversión rentables para satisfacer las demandas del mundo actual y que las excelentes perspectivas de negocios se sustentan, entre otras cosas, en la variedad de recursos naturales y de tierras de extraordinaria productividad”.
“Allí también dice que el sistema legal argentino reconoce trato nacional para las inversiones e inversionistas extranjeros y que se permite la libre remesa de utilidades y capitales al exterior” siguió explicando Bruzzone, quien demostrando mucha indignación, nos dijo que “en esa página oficial se lee que nuestro país está dotado de un incalculable patrimonio natural, como son tierras extraordinariamente fértiles, principalmente en nuestra Pampa Húmeda, cuantiosos recursos forestales, en su mayoría en el Nordeste; yacimientos mineros a lo largo de los 4.500 kilómetros de la Cordillera de los Andes; ricos depósitos acuíferos e importantes recursos pesqueros a lo largo de nuestra costa atlántica. Y que los Estados Nacional, provincial y municipales cuentan con programas de incentivos diseñados para promover la inversión y mejorar la rentabilidad empresaria para quienes quieran venir al país”. “Creo que sobran los comentarios, no?” expresó nuestra entrevistada, quien es miembro del Centro de Militares para la Democracia (CEMIDA), donde actualmente se desempeña como su secretaria a nivel nacional.

Por su lado, Javier Rodríguez Pardo, otro reconocido especialista en temas ambientales, minería y ecología – principal dirigente del histórico Movimiento Antinuclear del Chubut (MACH) y uno de los fundadores y actual miembro de la UAC (Unión de Asambleas Ciudadanas)- afirmó que “El 75 por ciento de la biodiversidad existente en el mundo se concentra en las regiones de los pueblos del Sur del mundo, ya que los países del Norte han agotado sus recursos, caladeros, bosques nativos y humedales. Y Estados Unidos tomó la delantera: dividió el mapamundi de la biodiversidad en zonas para explorar y explotar, especialmente Argentina, uno de los países más importantes en biodiversidad templada-fría”.
El autor de “Vienen por el oro. Vienen por Todo” fue aún más allá en su información: “Hace algunos años los norteamericanos han ubicado casi una docena de equipos técnicos en siete estados con sus universidades y laboratorios para concentrar todos los datos. Así la de Georgia se ocupó de la región maya; Virginia de Madagascar y Surinam; los de Minnesota coparon Camerún y Nigeria y otras más se concentraron en Vietnam y Laos. Cada una de estas naciones cede a sus mejores científicos e investigadores como mano de obra académica barata. Y Argentina y Chile cayeron en las garras de la Universidad de Arizona, que se nutre del INTA, la Universidad Nacional de la Patagonia, el CENPAT (Centro Nacional Patagónico, argentino), la Universidad Pontificia Católica de Chile y la Universidad Nacional Autónoma de Méjico, entre otros institutos y casas académicas”.
“Bosques nativos, selvas y océanos en nuestro país y en tantos otros del Sur guardan más de cien millones de especies aún desconocidas, hongos, plantas vasculares, insectos, microorganismos, etcétera. En definitiva, para ellos son futuras patentes” concluyó Rodríguez Pardo, quien durante mucho tiempo residió en la ciudad chubutense de Trelew, lugar donde por primera vez, hace unos cuantos años, el autor de esta nota escuchó de su boca una de sus tesis premonitorias de lo que iba a venir en estos tiempos que hoy corren: “El robo de la biodiversidad es otro nudo del ovillo de la dependencia de países como el nuestro”. 

¿Qué hacer entonces?

Esa es la pregunta que trasladamos a nuestros entrevistados. “Debemos restituir toda la legislación que impedía que la venta de tierras a extranjeros ocurriera y que fue derogada o cambiada por otra totalmente más permisiva” opinó Bruzzone, quien dio su ejemplo a seguir: “Todas las Constituciones Provinciales tendrían que seguir lo que se decidió y actualmente rige en Corrientes, donde en su Constitución se prohíbe que extranjeros, solos o en empresas, adquieran o posean bienes naturales, especialmente tierra y agua, en todo el territorio de esa provincia litoraleña”. 

“La única forma de evitar la acumulación de tierras en la Patagonia es prohibir el latifundismo” contestó Rodríguez Pardo, agregando que “yo sé que dicen que no es negocio tener campos para dos o tres mil ovejas, lo cual es cierto, pero habrá que legislar… Sin lugar a dudas que con la prohibición de compra a los extranjeros se bloqueará gran parte de la venta de tierras, pero se tirarán encima legislaciones internacionales y los compromisos que hubiere”. 

“Hay que resistir” terminó diciendo este militante por la vida, quien no quiso despedirse sin decir que “la Patagonia ofrece vastedad de territorios vírgenes en explotación agropecuaria y especialmente en la región del oeste cordillerano, agua en abundancia. Y no se debe olvidar que el latifundismo, que en los países del Norte no se puede ejercer prácticamente, se puede llevar a cabo en la Patagonia argentino-chilena, que cuenta con las hectáreas suficientes para cubrir todo el territorio europeo”.
 
 
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