Argentina. Saqueo corporativo de recursos: "Los gobiernos provinciales son más fáciles de corromper"




Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik (BIODIVERSIDADLA)



"Para las corporaciones es mucho más fácil negociar con los Gobiernos provinciales, que son más débiles y más fáciles de corromper que el Gobierno nacional. Por eso, en la estrategia de la Barrick, que fue sacar leyes provinciales con respecto al tema de los glaciares, quedó muy clara esta forma de manejo que tienen".

La Renace es una red donde trabajan más de 40 organizaciones ecologistas. A partir de eso tenemos un paneo de la situación socioambiental del país. Es la única red que lleva adelante en Argentina todas estas luchas, explica Carlos Manessi, presidente del Centro de Protección a la Naturaleza (Cepronat), una organización que carga con más de tres décadas de vida sobre sus espaldas, condición que la convierte en una de las entidades más viejas de su tipo en el país.

Por nuestra institución han pasado muchos de los ambientalistas más conocidos, destaca Manessi. Según cuenta este ingeniero agrónomo de 60 años, la perseverancia y la transparencia de sus acciones a lo largo del tiempo le valieron al Cepronat un importante reconocimiento en la provincia de Santa Fe, donde se encuentra localizada la organización.

Casi tan antigua como el Cepronat es la Red Nacional de Acción Ecologista (Renace), que hace pocos días celebró su 33.ª asamblea anual en la ciudad tucumana de Tafí Viejo, donde el grupo ecologista Pro Eco tomó la posta para llevar adelante la coordinación de la red, conducida durante los últimos 4 años por la organización presidida por Manessi, quien en su vida privada se dedica al cultivo del Aloe vera.

Entrevista de Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik para la Agencia de Noticias Biodiversidadla.*

La descentralización ayuda a que el saqueo siga

―En su último manifiesto la Renace recomienda a sus organizaciones elevar al Congreso las diferentes problemáticas socioambientales. ¿Por qué acudir al Congreso y no a las instituciones provinciales?

Manessi.―Lo que pasa es que en la década del 90, cuando reinaba Menem, lo que hicieron fue descentralizar en las provincias todas las responsabilidades que en su momento tenía la Nación. Ahora las provincias se creen dueñas de las cuestiones: en la votación del otro día por el tema de los glaciares había un diputado que decía que los glaciares eran de ellos, y no son de ellos, son de todos. Nosotros decimos que en este momento la descentralización ayuda a que el saqueo se siga produciendo. Nosotros tuvimos un Gobierno central... Ahora estamos pidiendo que todos estos temas sean una cuestión del Gobierno nacional.

―¿Hay algún proyecto de ley que tengan en mente?

Manessi.―No, todavía no. Es un anhelo nuestro; vamos a empezar a trabajar con los diputados amigos que están en el Congreso para comenzar a tirar líneas. Es mucho más fácil combatir contra el Gobierno central en Buenos Aires que contra 7, 8 ó 10 provincias que están dispersas en el territorio y en donde cada uno hace lo que se le canta.

El riesgo es cada vez mayor

―En cuanto al rechazo a las leyes provinciales de protección de glaciares, ¿no es un derecho que tienen las provincias?, ¿por qué sienten que estas leyes vienen siendo sancionadas a espaldas del pueblo?

Manessi.―Para las corporaciones es mucho más fácil negociar con los Gobiernos provinciales, que son más débiles y más fáciles de corromper que el Gobierno nacional. Por eso, en la estrategia de la Barrick, que fue sacar leyes provinciales con respecto al tema de los glaciares, quedó muy clara esta forma de manejo que tienen. Con el tema de las provincias hay que tener mucho cuidado, porque muchas veces son feudos políticos donde la corrupción campea para las corporaciones.

―Advierten también que la ampliación de la vida útil de las centrales nucleares Atucha y Embalse constituye un peligro letal, ¿cuáles son estas amenazas? ¿Qué opinión tenés del impulso que está teniendo la actividad atómica en la Argentina?

Manessi.―El tema nuclear no es el fuerte del Cepronat. De todas maneras, lo tenemos como uno de los temas que se nos vienen encima: el tema de las centrales nucleares para producir energía es algo que nos preocupa muchísimo. Nosotros le tenemos muchísimo temor a esta forma de producción de energía. Nadie nos garantiza que no puedan suceder accidentes como los que ya sucedieron en varias partes del mundo y que son fáciles de recordar. Es una actividad de mucho riesgo por más que nos quieran decir que está bajo control. Los residuos que produce duran millones de años; nadie sabe qué hacer ellos. Por eso nos oponemos fuertemente a la instalación de nuevas centrales atómicas y pedimos que las que están funcionando sean dadas de baja. Ya cumplieron su vida útil, sus 25 ó 30 años, y el riesgo de que tengamos un accidente es cada vez mayor.

De frente contra el agronegocio

―Una mención aparte se lleva la concentración de la explotación de la tierra en manos de la agroindustria, ¿cuál sería la salida?, ¿están hablando de llevar adelante una reforma agraria?

Manessi.―Desde el Cepronat y la Renace estamos embarcados en una batalla de frente contra el agronegocio. Se está produciendo un vaciamiento de nuestro campo: en el interior de mi provincia o de las provincias de la Pampa Húmeda no queda absolutamente nadie viviendo en el campo. La Federación Agraria Argentina (FAA) habla de una agricultura sin agricultores; es totalmente así. Nuestros campesinos y nuestros agricultores, los trabajadores rurales, tuvieron que irse corridos por el agronegocio. En este momento están engrosando las villas miseria de las grandes ciudades. No existe en Santa Fe más nadie en el campo. Eso es para nosotros un gravísimo problema socioambiental. A partir de esa realidad, desde la Renace estamos planteando la redistribución de tierras, que el agronegocio se retire. Acá, con 20 millones de hectáreas de soja, lo único que ha conseguido es engrosar el bolsillo de unos pocos; el resto se ha tenido que ir del campo.

―Respecto a la denuncia de un aumento en las enfermedades relacionadas con el uso de agroquímicos en los campos de Argentina, siempre nos preguntamos, ¿el problema está en la toxicidad de los productos aplicados o en la irresponsabilidad con la que se utilizan?

Manessi.―Nosotros hablamos de agrotóxicos, no de agroquímicos. Estos productos envenenan el ambiente, envenenan a las personas. En la provincia de Santa Fe estamos hablando de que el cáncer se escapó y nadie lo puede contener. Es muy duro lo que nos está sucediendo producto de la contaminación con agrotóxicos en la salud de las personas: hablo de 4 ó 5 casos de cáncer por cuadra. Es un problema que está invisibilizado; tenemos la responsabilidad de decirlo porque muchísima gente está sufriendo. No es un problema solamente de buenos usos de estos productos; son veneno. Y si son veneno, te van a producir una enfermedad con toda seguridad.

No queremos una pastera en el Paraná

―¿Crees que puede haber un antes y un después para los conflictos socioambientales luego del monitoreo conjunto entre la Argentina y Uruguay de la planta de celulosa de UPM?

Manessi.―Un mes atrás estuvimos dando nuestra cátedra invitados por los compañeros de la asamblea ambiental, porque la Renace tiene una cátedra abierta que este año está dedicada al tema del IIRSA, con Javier Rodríguez Pardo y Daniela Verzeñassi, antes de que el Gobierno argentino y el Gobierno uruguayo cierren el tema de la pastera. Estuvimos dos días y tuvimos la oportunidad de charlar profundamente con los compañeros de Gualeguaychú. Hay mucha decepción con respecto a la forma en que se ha estado manejando el Gobierno nacional. Nadie cree que este monitoreo conjunto sea beneficioso y pueda conseguir algo. Sabemos que la industria de la celulosa es una de las más contaminantes del mundo. Está considerada por Naciones Unidas una de las producciones más contaminantes, y no nos van a hacer creer ahora que Botnia no contamina.

―¿Y de qué se trata la instalación de la planta de celulosa en la provincia de Corrientes?

Manessi.―Desde el Cepronat estamos en este momento en una etapa de investigación de este tema. Aparentemente, la pastera se instalaría en la zona de Goya, entre Esquina y Goya, que es el sudoeste de Corrientes. Da la casualidad que queda justamente enfrente de una población muy importante de mi provincia, Reconquista, a 40 kilómetros cruzando el Delta del río Paraná. Ya hay mucha inquietud de organizaciones ambientales. No tenemos confirmación de que se instalará, pero hay diputados que están pidiendo informes al Gobierno de la provincia de Santa Fe. Tenemos pensado contactarnos con los compañeros de Goya, Esquina y Reconquista para comenzar a hacer acciones en común. No queremos una pastera en el río Paraná.

Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik estudian el uso de la Web en el desarrollo de conflictos sociales y experimentan con la distribución de ideas políticas, económicas y culturales a través de Internet.

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