Recordatorio para los daneses





Ni siquiera vosotros podéis controlar esta cumbre

Naomi Klein
www.naomiklein.org

Traducido para Rebelión por Andrés Prado


El sábado por la noche, después de una semana de vivir de los bares de snacks del centro de conferencias, unos cuantos de nosotros fuimos invitados a una deliciosa cena casera con una familia danesa de carne y hueso. Tras pasar la velada atónitos ante sus muebles de estilo, algunos de nosotros sentíamos curiosidad: ¿por qué los daneses son tan buenos en diseño?
“Somos frikis del control”, respondió inmediatamente nuestro anfitrión. “Viene de ser un país pequeño con no mucho poder. Tenemos que controlar lo que podamos.”
Cuando va de producir accesorios lumínicos absurdamente atractivos y sillas de escritorio alucinantemente confortables, esta forma danesa de desplazamiento (1) es clarísimamente algo muy bueno. Cuando va de organizar una cumbre mundial con intención de cambio, la necesidad de los daneses por el control se convierte en un serio problema.
Los daneses han invertido una cantidad enorme de dinero en el co-branding (2) de su ciudad capitolio (ahora “Hopenhagen” (3)) con una cumbre que supuestamente salvará el mundo. Eso estaría bien si esta cumbre de verdad estuviera en el camino de salvar el mundo. Pero como no es así, los daneses están intentando frenéticamente rediseñarnos.
Tomemos como ejemplo las protestas del fin de semana. Al final, alrededor de 1.100 personas han sido arrestadas. Esto es simple y llanamente una barbaridad. La manifestación del sábado, con aproximadamente 100.000 personas, tuvo lugar en un momento crucial de las negociaciones sobre el clima en el que todos los indicios apuntaban a un fracaso de las mismas o a un acuerdo peligrosamente débil. La marcha fue festiva y pacífica pero también tenaz. “El clima no se negocia” era el mensaje, y los negociadores occidentales necesitaban oírlo.
Cuando un puñado de personas empezó a lanzar piedras y a hacer estallar granadas sonoras (no, no fueron “disparos” como el Huffington Post alarmantemente informó), los manifestantes lo resolvieron por sí mismos pidiendo a la gente responsable de los hechos que abandonara la protesta, cosa que hicieron rápidamente. Yo estaba en ese lugar de la manifestación y aquello apenas interrumpió la conversación que estaba teniendo. Llamar a esto “disturbios”, como hizo absurdamente el British Telegraph, no es justo para los auténticos alborotadores y creadores de disturbios, de los que hay muchos en Europa.
Da igual. Los polis de Copenhague usaron un pequeño cristal roto como pretexto para detener a casi mil personas, haciendo lo propio con otras cien al día siguiente. Cientos de estos arrestados fueron acorralados juntos, forzados a sentarse en el helado pavimento durante horas, con las manos esposadas (y algunos tobillos también). De acuerdo con el organizador Tadzio Müller, ésta no fue la gente que lanzó piedras pero “el trato fue humillante”, orinándose encima algunos de los detenidos por no permitirles que se movieran.
Los arrestos, parte de un patrón reproducido durante toda la semana, sonaban como un aviso: no se tolerarán desvíos del mensaje “Hopenhagen”.
Dentro de la cumbre oficial, los delegados se congregaban alrededor de televisores de pantalla plana para ver a la policía empujar a los manifestantes contra la pared y romper la marcha. A algunos debió sonarles de algo. Después de todo, eso es en esencia lo que el gobierno danés y otras potencias occidentales han estado haciendo aquí durante toda la semana: intentar romper el bloque de los países en desarrollo, el G77, usando las clásicas tácticas del divide y vencerás, incluyendo la de empujar contra la pared a Estados especialmente vulnerables con ofertas exclusivas.
No habiendo sacado nada en claro del “texto danés filtrado”, esta tarde tuvo lugar una reunión a la que fueron invitados 40 Estados para cocinar un acuerdo; el resto de los 192 Estados representados no tienen ni idea de lo que han decidido – difícilmente es esto la democracia que la ONU había prometido.
La prueba definitiva sobre el asunto del control danés tendrá lugar el miércoles en la acción de Reclamo de Poder. Por la mañana marcharán los manifestantes hacia el Bella Center para exigir soluciones reales a la crisis climática, no la confusa matemática ni el comercio de carbono de oferta del interior. A los delegados ahí dentro que piensan de la misma manera –y los hay a miles- se les está invitando a unirse a los manifestantes.
Si todo va bien, en algún lugar cerca del Bella Center tendrá lugar una “asamblea del pueblo”, una oportunidad para resaltar algunas de las muchas soluciones de sentido común que se han obviado en las negociaciones, incluyendo la de dejar las arenas de alquitrán (4) de Alberta donde están y el pago de “reparaciones” climáticas.
Los organizadores del Reclamo de Poder han establecido con claridad que están comprometidos con una desobediencia civil no violenta. Incluso si son atacados por la policía, no responderán con violencia. Aún así, el espectro de una disidencia fuera de todo guión que desvíe la atención de la conferencia oficial del miércoles tiene locos, sin duda, a nuestros anfitriones daneses.
Esperemos que no se enfrenten a sus rollos sobre el control intentando amontonar a todo el mundo en gallineros: los manifestantes lejos del Bella Center, los delegados encerrados dentro. Porque esta acción –más que cualquier cosa que haya pasado hasta ahora– tiene el potencial de enviar un claro y mucho más necesario mensaje al mundo: sólo un acuerdo dictado por la ciencia y la justicia tendrá efecto.
Así que un recordatorio para nuestros anfitriones daneses: desde luego que Copenhague es vuestra ciudad, y nos encantáis por vuestras bicis y vuestros molinos. Pero el planeta es de todos. Dejad de diseñar la fotografía con nosotros fuera de ella.
Notas del Traductor:
(1) Psicoanálisis la transferencia inconsciente de una emoción intensa de un objeto a otro.
(2) El concepto convencional de "co-branding" es el de asociación de dos
marcas con el fin de potenciar el valor y la rentabilidad de las mismas.
(3) Juego de palabras con el nombre de la ciudad y el verbo “Hope”: tener esperanza
(4) También llamadas arenas bituminosas o arenas de petróleo
Fuente: http://www.naomiklein.org/articles/2009/12/memo-danes-even-you-cannot-control-summit 

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Masivas protestas en Copenhague
Redacción
BBC Mundo

La policía dispersó a la multitud con golpes de bastón y gases lacrimógenos.
La policía danesa sacó a la fuerza a cientos de manifestantes que intentaban ingresar a la zona aledaña al recinto donde se está llevando a cabo la Cumbre sobre Cambio Climático de Copenhague.
A raíz de este incidente, las autoridades cerraron temporalmente el Bella Centre, informó una de las corresponsales de la BBC en la capital danesa, Sarha Mukherjee.
Cientos de activistas enfurecidos se manifestaron en Copenhague ante la falta de progreso que han mostrado hasta el momento las negociaciones y también por las restricciones que se les impusieron para ingresar a las salas donde tienen lugar las conversaciones.
Pero las críticas hacia el desarrollo de la cumbre no sólo provinieron de los manifestantes. Tanto el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, como su homólogo boliviano, Evo Morales, criticaron el rumbo que está tomando la cumbre y al sistema capitalista que según ellos dio origen al cambio climático.
Imágenes de televisión mostraron a las fuerzas policiales golpeando a los manifestantes con bastones y dispersando a la multitud con gases lacrimógenos.
Según David Shukman, otro de los enviados especiales de la BBC que se encuentra en las afueras del Bella Centre, el ambiente allí es tenso.
Con la llegada de más ministros y jefes de Estado a la cumbre las autoridades comenzaron a restringir el acceso de personas de la sociedad civil al centro de conferencias.


Voces latinoamericanas
En su primera intervención en el foro, el presidente venezolano acusó a los países ricos de "irresponsabilidad y falta de voluntad política para alcanzar un acuerdo". Asimismo, Chávez criticó al "destructivo modelo capitalista" que está perjudicando al planeta.
Dijo además que ninguno de los países de la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) firmará un texto que "salga de la nada" y que no se corresponda con los textos acordados en las negociaciones.
"Si el clima fuese un banco", dijo Chávez, los gobiernos industrializados "ya lo estarían salvando", ironizó el presidente venezolano.
Sus críticas hallaron eco en el mandatario boliviano, Evo Morales, quien atribuyó el calentamiento global al modelo de desarrollo del sistema capitalista.
"Si queremos salvar a la Tierra y a la humanidad no tenemos otra alternativa que acabar con el sistema capitalista", sentenció Morales.
Renuncia
Además de las protestas, otros hechos causaron conmoción durante la octava jornada de la cumbre.
Para sorpresa de muchos, la presidenta de la cumbre, la ministra danesa del medio ambiente Connie Hedegaard presentó su renuncia y las autoridades informaron que el primer ministro de Dinamarca, Lars Løkke Rasmussen, ocupará su cargo.
La versión oficial es que el reemplazo se debe al "número sin precedentes" de mandatarios y jefes de Estado que están arribando a la cumbre, por lo que alguien de mayor nivel debía ocupar la presidencia de la cumbre.
Sin embargo, según el corresponsal de la BBC Rober Harrabin, hay dudas sobre esta explicación, pues no es ningún secreto que el primer ministro danés deseaba presidir la cumbre y que había gran tensión entre él y la ministra del medio ambiente.
Poco antes, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo que que los países en desarrollo tendrán que ceder en sus aspiraciones de alcanzar un acuerdo sobre el dinero que deben pagar los países ricos para combatir el calentamiento global.
Sus declaraciones enfurecieron a más de una delegación de los países pobres, para los que el tema de la financiación para mitigar el impacto del cambio climático es mucho más importante que el de reducir sus propias emisiones.

¿Luz al final del túnel?
Las diferencias sobre lo que los países en desarrollo exigen y lo que el mundo occidental está dispuesto a pagar es uno de los mayores obstáculos de la cumbre.
Si a esto se le suma que quedan sólo dos días para llegar a un acuerdo global, muchos se preguntan si la reunión de Copenhague no está destinada al fracaso.
"Como comentó un observador", dice McGrath, "no hay algo así como un fracaso en la ONU, pero cuán sustancioso será este éxito, será el objeto de un intenso debate".

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