Las "bondades de las plantaciones": Mitos al desnudo






El 21 de Septiembre fue el Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles, una buena oportunidad para mostrar al desnudo los mitos que se dicen acerca de las supuestas bondades de los monocultivos de árboles. Tales mitos no surgieron solos, sino que son el resultado de un largo proceso, en el que personas e instituciones vinculadas al sector plantador-empresarial han ido inventando argumentos para convencer tanto al público en general como a los gobiernos e instituciones acerca de la conveniencia de la plantación masiva de árboles.

El hecho de que ninguno de esos argumentos tenga el menor fundamento
científico no ha sido obstáculo para que se los difunda como verdades
científicas, no solo por los directamente beneficiados  las empresas
 sino también por todo el aparato técnico-burocrático  nacional e
internacional  puesto a su servicio. En ese proceso, la sabiduría
local ha sido descartada como ignorancia y la verdadera ignorancia
ha sido elevada al pedestal de ciencia.

A lo largo de los años, el WRM se ha hecho eco de la voz de los
impactados, que una y otra vez han demostrado que las verdades
científicas sobre las plantaciones no son más que falsedades. En ese
sentido, nuestras publicaciones y artículos han recogido y difundido
los testimonios de personas que han sufrido la degradación de todos
los recursos de los que dependían  suelo, agua, flora, fauna  como
efecto directo de la implantación de monocultivos de árboles en sus
regiones.

También hemos difundido la voz de aquellos profesionales y
estudiantes forestales que se oponen a la expansión de los
monocultivos de árboles, que el año pasado declararon no sólo que
los monocultivos de árboles no son bosques, sino que tales
plantaciones resultan o han resultado en la destrucción de nuestros
bosques nativos y de otros ecosistemas igualmente valiosos que
sustituyen (ver declaración completa en
http://www.wrm.org.uy/plantaciones/forestales.html
).

Sin embargo y pese a toda la evidencia acumulada, los intereses
empresariales han continuado primando y las plantaciones se siguen
beneficiando de la imagen positiva inventada por sus promotores.

Quisimos complementar los testimonios locales
con los de personas con amplia experiencia e involucramiento a escala
mundial en la lucha contra los monocultivos de árboles y les
solicitamos que respondieran muy brevemente a las principales
falsedades difundidas por el sector plantador. Lo que sigue son sus
respuestas, que sin duda servirán para fortalecer  con más
argumentos  a quienes se enfrentan en lucha desigual al avance
plantador. A todas y todos quienes contribuyeron con sus aportes:
¡muchas gracias!

CAZA MITOS

Mito No. 1: Las plantaciones forestales son "bosques plantados"

Las plantaciones son bosques uniformados. Parecen soldaditos en
fila, y eso son. Vestidos de verde, marchan rumbo al mercado mundial.
Mienten los himnos que en nombre de la naturaleza cantan sus glorias.
Los bosques industriales se parecen a los bosques naturales tanto
como la música militar se parece a la música, y tanto como la
justicia militar se parece a la justicia.

Eduardo Galeano, escritor, Uruguay

Mito No. 2: Las plantaciones de árboles generan empleos

Las plantaciones de árboles en gran escala no generan empleos porque
la producción siempre se realiza de la forma más mecanizada posible.
La empresa Veracel Celulose en Brasil, por ejemplo, genera 1 empleo
directo cada 103 hectáreas de eucalipto. En cambio, la plantación de
café, muy común en Brasil, es capaz de crear hasta 1 empleo por
hectárea.

En búsqueda de ganancias, las empresas explotan a los pocos
trabajadores que emplean, poniendo en peligro su salud. Entre los
operadores de las máquinas de corte, que cumplen 5 funciones al mismo
tiempo, son comunes los problemas en la columna, en los brazos y de
insuficiencia renal. Las mujeres que trabajan en los viveros de
producción de mudas, también sufren problemas relacionados con los
esfuerzos repetitivos que causan lesiones en brazos y manos. La
política de tercerización del trabajo reduce aún más los derechos y
sueldos de los trabajadores.

Los empleos generados son además extremadamente caros, si se los
compara con el costo de generación de otros empleos en el campo. Por
ejemplo, un empleo generado por Veracel Celulose cuesta 2 millones de
dólares. Con esta suma, sería posible instalar a más de 150 familias
en asentamientos de la reforma agraria, lo que propiciaría un futuro
para esas familias y produciría alimentos para abastecer a las
ciudades, en vez de exportar celulosa para producción de papel
descartable en Europa.

Winnie Overbeek, Red Alerta contra el Desierto Verde, Brasil

Mito No. 3: Las plantaciones son mucho más productivas que los
bosques nativos

Cualquiera que adhiera a esta idea debe ser alguien que, o bien no
visitó nunca una zona de bosques rodeada de comunidades, o bien
simplemente está vinculado al negocio de las plantaciones. Los
lugareños de los países del Mekong, en el sudeste asiático, que viven
y dependen de sus bosques nativos, estarán totalmente en desacuerdo
con tal afirmación. Para ellos, la conversión de sus bosques en
plantaciones ha comenzado a ser la peor pesadilla que jamás sufrieron
en la vida real.

A los ojos de los moradores de las zonas de bosque tropical del sur
de China, Birmania, Laos, Camboya, Tailandia y Vietnam, las
plantaciones no sólo son improductivas sino que no tienen valor
alguno. Las grandes plantaciones de eucalipto, caucho y palma
aceitera que han ocupado el lugar de sus bosques nativos no pueden
proporcionarles el alimento diario, el refugio, las medicinas  todo
lo necesario para cubrir las necesidades básicas de vida. Todavía
más, los aldeanos de Laos y Tailandia que veneran a los bosques
sagrados habitados por espíritus buenos nos dijeron que los
espíritus de los ancestros no se quedarán en la plantación
simplemente porque no pueden vivir en un falso bosque, y la gente no
quiere quedarse en una comunidad que no tiene espíritus guardianes.

Las plantaciones disfrazadas de bosques sólo pueden proporcionar
un producto  ya sea madera, aceite de palma o caucho  que
claramente no puede competir con la diversidad biológica, los
alimentos y los productos culturales y espirituales que los bosques
proveen a las poblaciones locales. Entonces, si la mentira antes
mencionada no es expuesta como lo que realmente es  un invento
generado desde una perspectiva ciega  más y más gente de todo el
mundo se verá privada del fundamento de sus vidas, basado en los
bosques nativos.

Premrudee Daoroung, Towards Ecological Recovery and Regional
Alliance (TERRA), Tailandia

Mito No. 4: Las plantaciones son buenas para el medio ambiente

¿Por qué es simplemente falsa esta afirmación? Los monocultivos de
árboles no pueden mejorar el medio ambiente natural que es eliminado
cuando se establecen las plantaciones, porque:

" Las especies vegetales indígenas, que satisfacen las necesidades
tanto de la gente como de la fauna silvestre, se pierden, con lo cual
desaparecen los ecosistemas naturales.

" Reemplazar la vegetación natural e incluso las tierras cultivables
por plantaciones de árboles hace disminuir el agua superficial y
subterránea.

" Las plantaciones de monocultivos de árboles afectan la salud del
suelo, compactándolo, aumentando la acidez y contaminándolo con
sustancias químicas tóxicas.

" La belleza intrínseca de los paisajes es destruida por las
plantaciones de árboles que bloquean la vista con una mortaja
verde.

" Las plantaciones de árboles suelen ser de especies exóticas que se
diseminan fuera de la plantación, invadiendo humedales, praderas y
bosques.

" Las comunidades locales, incluidos los Pueblos Indígenas, son
desplazados de su tierra y forzados a vivir en asentamientos
superpoblados e insalubres.

Aparte de los impactos directos ya enumerados, las plantaciones
también provocan muchos impactos ambientales indirectos cuando los
árboles son talados, transportados y procesados para ser exportados
como troncos, chips o pasta de papel.

" Los ríos, lagos y océanos son contaminados por las sustancias
químicas y los efluentes de las plantas de procesamiento.

" La quema de combustible y los procesos químicos causan una grave
contaminación del aire.

" La industria de la celulosa y el papel figura en tercer lugar
entre los principales emisores de gases de efecto invernadero.

Queda claro entonces que las plantaciones de árboles son MALAS para
el medio ambiente.

Wally Menne, Timberwatch Coalition, Sudáfrica

Mito No. 5: Las plantaciones alivian la presión sobre los bosques
nativos

Una típica propaganda difundida por intereses comerciales y
gobiernos de muchos países tropicales es decir que las plantaciones
quitarán presión sobre los bosques nativos. Ellos sostienen que, con
suficientes plantaciones, se podría dejar en paz a los bosques
nativos ya que aquéllas proporcionarían suficiente madera, volviendo
innecesario extraerla de éstos.

Este argumento es una mentira absoluta. En primer lugar, porque las
plantaciones y los bosques producen diferentes calidades de madera
que apuntan a diferentes mercados. Esto significa que la demanda de
madera de alta calidad continuará dependiendo de los bosques nativos
mientras que las plantaciones de árboles cubrirán la demanda de
madera de menor calidad.

Más importante aún es que, en la mayoría de los casos, los
monocultivos de árboles se establecen reemplazando bosques nativos,
los cuales son derribados y despejados para hacerles lugar. A través
de esta actividad, la empresa de plantación, que a menudo es también
la que tala los bosques, dispondrá de madera barata  al talar el
bosque  y de tierra fértil hasta entonces ocupada por dicho bosque.
En muchos casos, estas empresas ni siquiera establecen la plantación
luego de talar y eliminar los bosques nativos  aunque sí venden la
madera, obviamente  y abandonan la zona dejando tras ellas un bosque
degradado. En Indonesia, millones de hectáreas de bosques degradados
han sido el resultado de este proceso.

En resumen, las plantaciones no sólo no alivian la presión sobre
los bosques sino que son una causa importante de deforestación y
degradación forestal.

Longgena Ginting, WALHI, Indonesia

Mito No. 6: Las plantaciones son necesarias para satisfacer la
creciente necesidad de papel

La necesidad de papel no está aumentando. No debemos confundir
niveles de consumo con necesidad. En los países ricos ya utilizamos
mucho más papel del que necesitamos, y la mayor parte se desperdicia.
La real necesidad es reducir la demanda de papel, usar este recurso
precioso con más eficiencia y estimular los sistemas de reciclaje que
aseguran que las fibras de papel sean reutilizadas una y otra vez. Por
supuesto, hay países y comunidades donde el consumo de papel está muy
por debajo de lo necesario para la educación y las prácticas
democráticas, y tienen derecho a utilizar más. Las escuelas necesitan
libros, los votantes necesitan papeletas. Nadie dice que el papel no
tenga ventajas. Nadie dice que usarlo sea malo ni que haya que
eliminarlo. Pero las revistas que no se leen, la propaganda no
solicitada, el empaque excesivo y las fotocopias sin sentido son un
gran desperdicio y deberían ser limitados. Sin producir más papel que
ahora, pero compartiéndolo de manera más equitativa, se podrían
satisfacer las necesidades de todas las personas del planeta. Al
reemplazar las fibras vírgenes por alternativas como el papel
reciclado o los residuos agrícolas, se necesitaría menos árboles para
producir papel, no más. Definitivamente, no necesitamos más
plantaciones de árboles que produzcan fibra para hacer papel.

Mandy Haggith, autora de Paper Trails: From Trees to Trash, the True
Cost of Paper (Random House/Virgin Books, 2008).

Mito No. 7: Las plantaciones brindan oportunidades a las mujeres

La experiencia de Ecuador en las zonas donde se han expandido las
plantaciones a gran escala de pinos indica que, lejos de brindarles
oportunidades a las mujeres, éstas se han visto perjudicadas de
varias formas.

La llegada de las plantaciones forestales a los páramos ecuatorianos
supuso la destrucción de los sistemas económicos locales, fuertemente
basados en una economía de subsistencia. La pequeña agricultura de
autoabastecimiento era llevada a cabo por las mujeres y les brindaba
una cierta soberanía alimentaria, además de un margen para negociar
los excedentes. Las plantaciones desmantelaron ese sistema y
obligaron a las comunidades a integrarse a un nuevo sistema económico
en el que el dinero es el elemento central, dejando poca cabida para
las mujeres, en un mundo dominado por los hombres.

Por otro lado, la expansión de monocultivos forestales provocó
también que se secaran las fuentes de agua. Esto recae sobre las
mujeres en dos sentidos: como son ellas junto con los niños  las
encargadas del pastoreo, ahora deben recorrer largos trayectos en
busca de agua para sus animales. A su vez, la escasez de agua hace
más trabajosas las tareas domésticas y agrícolas.

Los cambios socioeconómicos resultantes del ingreso de las
plantaciones, unidos a los impactos ambientales de las mismas han
provocado además una migración generalizada. En la Sierra la
tendencia es que los hombres salgan a trabajar a las ciudades y las
mujeres se queden en la casa con los niños. Esto ha implicado una
carga adicional sobre la mujer, pues a sus habituales tareas
domésticas se agregan ahora trabajos del campo que antes hacían los
hombres  a excepción de la siembra y cosecha, para las cuales los
hombres vuelven.

En definitiva, las plantaciones no han hecho más que empeorar la
situación de las mujeres, sin darles ningún beneficio a cambio.

Ivonne Ramos, Acción Ecológica, Ecuador

Mito No. 8: La certificación asegura que las plantaciones son
socialmente beneficiosas y ambientalmente sustentables

En el área de las plantaciones de árboles, el FSC surge como el
principal organismo encargado de concederle un certificado a las
plantaciones que considere que son ambientalmente apropiadas,
socialmente beneficiosas y económicamente viables.

El problema insalvable de ese sello verde otorgado por el FSC es
que acepta lo que intrínsecamente no puede ser nunca ni socialmente
beneficioso ni ambientalmente sustentable: el modelo de monocultivos
de árboles a gran escala.

En Uruguay, una tras otra, las empresas que solicitan la
certificación la logran, pero los impactos continúan y se agravan a
medida que las plantaciones certificadas o no cubren extensiones
cada vez mayores en distintas zonas del país. Abundan los testimonios
acerca de lo que traen consigo las plantaciones forestales para las
comunidades locales: ocupación de territorios, concentración y
extranjerización de la tierra, desplazamiento de comunidades y de
otros modos de producción, falta de agua, erosión del suelo, pérdida
de soberanía alimentaria, por citar algunos impactos. Y sin embargo,
el FSC las continúa certificando.

Es por eso que la certificación no hace más que legitimar la
expansión de las plantaciones, maquillándolas de verde, y con ello
debilita la lucha de quienes las resisten a nivel local, nacional,
regional e internacional.

La única medida socialmente beneficiosa y ambientalmente sustentable
con respecto a los monocultivos de árboles es suspender su expansión.

Elizabeth Díaz, Grupo Guayubira, Uruguay

Mito No. 9: Las plantaciones de palma aceitera ayudan a mitigar el
cambio climático mediante la producción de agrodiesel

La expansión de las plantaciones de palma aceitera generalmente
tiene lugar a costa de la transformación de ecosistemas naturales,
especialmente bosques húmedos tropicales. Esto tiene efectos
nefastos, por un lado porque estos bosques son el hogar de
poblaciones muy tradicionales que han aprendido a lo largo de
milenios a comprender el bosque y a usarlo respetando su dinámica
natural. Por otro lado, la destrucción del bosque implica la
liberación de dióxido de carbono (CO2)  uno de los gases de efecto
invernadero, cuya acumulación en la atmósfera es responsable del
calentamiento global y el consiguiente cambio climático. Y no solo
eso, sino que si se hace un balance de CO2 comparativo entre los dos
sistemas (el bosque y las plantaciones), veremos que los bosques
tropicales, por su complejidad, almacenan y fijan mucho más carbono.

Las plantaciones de palma, como cualquier monocultivo en gran
escala, demandan una gran cantidad de insumos en base de combustibles
fósiles, que liberan carbono. También requieren plaguicidas, por la
gran cantidad de plagas y enfermedades que infestan a estas
plantaciones, así como herbicidas, para combatir cualquier especie de
planta que no sea palma y que pueda competir por el agua y los
nutrientes. Todo esto produce otro desbalance de Carbono, a lo que se
suma que el agrodiesel producido a partir de aceite de palma
generalmente tiene como destino la exportación. A su vez, el proceso
de transporte que esto requiere genera más emisiones de CO2.

Es posible que el consumidor europeo que utilice el aceite o el
agrodiesel de palma producido en un país tropical tenga la sensación
de que está usando un combustible ecológico o verde. Pero ignora
que ese combustible ha viajado desde el otro lado del mundo, quemando
a lo largo de su viaje combustibles fósiles, y lo que es más grave,
destruyendo la forma de vida de cientos de comunidades locales y de
ecosistemas naturales.

Es por todo eso que las plantaciones de palma para agrodiésel no
solo agravan el cambio climático sino que además impactan sobre los
ecosistemas y las comunidades donde se implantan.

Elizabeth Bravo, Instituto de Estudios Ecologistas del Tercer Mundo,
Ecuador

Mito No. 10: Las plantaciones ayudan a enfrentar el cambio climático
a través de la producción de etanol

Para aquellos lectores del boletín del WRM que aún no lo saben, el
sur de los Estados Unidos es la región de mayor producción de papel
del mundo. Por más de 50 años hemos sido el campo de prueba de todos
los métodos imaginables de silvicultura destructiva que, una vez
perfeccionados aquí, se exportan al mundo entero. Por ejemplo, desde
los años 50 y hasta el día de hoy, hemos convertido casi 17 millones
de hectáreas de bosques y tierra arable en plantaciones de
monocultivos para madera, lo cual nos ubica en el primer lugar del
mundo en este sentido.

El último experimento es el plan de combatir el cambio climático
estableciendo más plantaciones de árboles para la producción de
etanol. Esto significará una mayor presión sobre los bosques
naturales, una corrida para convertir más tierras boscosas en
plantaciones, una mayor dependencia de los químicos tóxicos para el
manejo forestal, ciclos de crecimiento más cortos que aumentan la
presión sobre el suelo y los recursos hídricos, y un mayor empuje
para desarrollar e implementar el uso de árboles genéticamente
modificados. En una carta enviada recientemente por International
Paper al Departamento de Agricultura de Estados Unidos, donde
presiona para que se autorice la plantación de eucaliptos
genéticamente modificados en Estados Unidos, la empresa sostiene que
un crecimiento del mercado de la bioenergía a base de árboles podría
duplicar la presión sobre los bosques del sur del país.

Las plantaciones para madera y celulosa acrecientan el cambio
climático en lugar de resolverlo. Se ha comprobado que los bosques
naturales secuestran grandes cantidades de carbono y se ha mostrado
que los agrocombustibles no son un gran sustituto de los combustibles
fósiles en lo referente a emisiones. La deforestación y las habituales
prácticas forestales empresariales se ubican en segundo lugar entre
quienes más contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero,
detrás de la quema de combustibles fósiles. Entonces, ¿no tiene más
sentido proteger y restaurar nuestros bosques que seguir
convirtiéndolos en plantaciones para cortarlas continuamente, en
cortas rotaciones, en el apuro por usar menos combustibles fósiles?

Scot Quaranda, Dogwood Alliance, Estados Unidos

Mito No. 11: Las plantaciones ayudan a enfrentar el cambio climático
al neutralizar el carbono emitido por los combustibles fósiles

A un nivel muy básico, lidiar con el cambio climático implica
reducir en forma drástica e inmediata la cantidad de combustibles
fósiles que extraemos y quemamos. La idea de utilizar las
plantaciones para neutralizar estas emisiones es contraproducente ya
que, en realidad, proporciona una falsa excusa para seguir quemando
carbón, petróleo y gas. Mientras haya espacio para más plantaciones
(sin importar su impacto sobre las comunidades y los ecosistemas) los
intereses comerciales querrán hacernos creer que podemos seguir
construyendo más refinerías de petróleo y minas de carbón.

Al mismo tiempo, es imposible para nosotros cuantificar la cantidad
de carbono que una plantación dada es capaz de secuestrar. Esto
significa que todas las metodologías para definir la cantidad exacta
de toneladas de carbono absorbido, desde la plantación hasta el
caño de escape, son tonterías. Lo único que podemos decir con alguna
certeza científica es que los monocultivos de árboles son mucho menos
eficaces que los bosques primarios para almacenar carbono.

Lo irónico es que las comunidades que normalmente son desalojadas
para establecer las plantaciones de árboles, suelen ser las que
llevaban una vida sostenible, con escasa emisión de carbono. Utilizar
las plantaciones para compensar las emisiones de los individuos,
empresas o países del Norte es una suerte de colonialismo del
carbono  una nueva forma de la apropiación de la tierra por la que
se caracterizó la historia colonial.

Kevin Smith, Carbon Trade Watch, Reino Unido

Mito No. 12: Las plantaciones como sumideros de carbono ayudan a
enfrentar el cambio climático compensando el carbono emitido por los
combustibles fósiles

Desde una perspectiva climática, las plantaciones de árboles no sólo
no son una solución sino que además agregan más problemas. Es
imposible predecir cuánto carbono podría capturar de la atmósfera una
plantación, ni por cuánto tiempo. A diferencia del carbón o el
petróleo subterráneos, el carbono almacenado en los árboles es
frágil: puede volver rápidamente a la atmósfera en cualquier
momento, a través de incendios, tormentas, ataques de insectos,
enfermedades y descomposición.

Cuando las plantaciones de árboles son cosechadas, es muy difícil
rastrear el carbono almacenado en la madera. Algunos de los productos
de papel y celulosa pueden ser quemados casi inmediatamente; otros
pueden descomponerse más lentamente; otros pueden incluso disfrutar
de una vida un tanto más larga en construcciones o muebles; y algunos
terminan en vertederos de basura, lo cual, dependiendo de las
circunstancias, puede llevar a un almacenamiento a largo plazo o a
peligrosas emisiones de gas metano.

Y esto es sólo el comienzo. Para poder afirmar con credibilidad que
una plantación de árboles compensó cierta cantidad de CO2 emitido,
los defensores de las plantaciones de carbono deberían tener en
cuenta una cifra que representara el grado en que sus plantaciones
destruyeron depósitos de carbono preexistentes, agregando así CO2 al
aire.

Además, las actividades de cualquier comunidad desplazada por las
plantaciones de carbono deberían ser controladas de cerca durante,
digamos, un siglo, sin importar hacia dónde hayan migrado, para
determinar con precisión su impacto sobre los bosques o las pasturas
de otros lugares, y la consiguiente liberación del carbono almacenado
en dichos ecosistemas.

Por estas y una larga lista de razones más, las plantaciones de
compensación a gran escala, en lugar de mitigar el cambio climático
podrían incluso empeorarlo. Al postergar la eliminación paulatina de
la extracción de combustibles fósiles, la transición hacia una
distribución más equitativa de las emisiones y un uso más prudente de
la energía y los transportes, tales plantaciones podrían terminar
generando un aumento de las emisiones de carbono evitables, tanto de
la industria como de la tierra.

Larry Lohman, Corner House, Reino Unido

Mito No. 13: La modificación genética es útil y necesaria para
mejorar los árboles

Existe una particular arrogancia asociada a este argumento. Implica
que los científicos y las corporaciones saben más sobre mejorar
árboles que lo que se ha logrado en 3.000 millones de años de
evolución, e ignora el hecho de que algunas especies de árboles que
están siendo manipuladas tienen genomas varias veces más largos que
el genoma humano. Pero lo que realmente están diciendo es que la
modificación genética de los árboles es útil y necesaria para ganar
más dinero.

La primera suposición que debemos hacer para estar de acuerdo con la
afirmación de que la modificación genética es útil y necesaria para
mejorar los árboles, es que el consumo de árboles puede y debe
seguir aumentando indefinidamente, porque podemos modificar los
árboles para obtener más madera en menos tierra (que es el lema de
la empresa biotecnológica ArborGen).

La segunda suposición necesaria es que los científicos pueden crear
árboles capaces de ignorar los límites ecológicos  como la
disponibilidad de agua, de nutrientes del suelo, etc.  y crecer cada
vez más rápido en extensiones de tierra cada vez más pequeñas.

El tercer supuesto que debemos aceptar es que los científicos pueden
comprender y enfrentar toda la variedad de impactos posibles de estos
árboles, estudiándolos en ensayos de campo durante aproximadamente 5
años, a pesar de que los rasgos que están modificando e introduciendo
en estos árboles no hayan existido nunca antes y que los árboles
puedan sobrevivir en el medio ambiente durante muchas décadas.
También debemos creer que la modificación genética en sí misma es
segura, y que entreverar y mezclar los genomas de los árboles con
genes de otros organismos no tendrá consecuencias negativas,
impredecibles o involuntarias.

La suposición final que debemos hacer es que los científicos pueden
fabricar árboles que nunca escaparán hacia bosques nativos  ya sea
por la contaminación a través del polen de especies silvestres de la
misma familia, o por el escape de especies invasoras no nativas, como
el eucalipto. Debemos creer esto, aunque los árboles puedan esparcir
su polen y semillas por cientos de kilómetros y aunque los propios
científicos que trabajan con árboles transgénicos muestren una gran
preocupación por la contaminación involuntaria de especies que no se
desea modificar.

Por lo tanto, si logramos bloquear el lado racional del cerebro y
creer solamente en un mundo de fantasía, entonces, y sólo entonces,
podremos creer que la modificación genética es útil y necesaria para
mejorar los árboles. Afortunadamente, la mayoría de nosotr@s aún
tenemos un cerebro racional en funcionamiento y podemos denunciar
esto como una gran mentira.

Anne Petermann, Global Justice Ecology Project, EE.UU.

Mito No. 14: Incluir las plantaciones en el mecanismo REDD
(Reducción de emisiones por deforestación y degradación de bosques)
ayudará a enfrentar el cambio climático

Este mito tiene su raíz en el hecho de que la Convención Marco de
las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) no diferencia los
bosques de las plantaciones. Según la CMNUCC, bosque es una
superficie de más de 500 metros cuadrados donde al menos el 10 por
ciento está cubierto por árboles que pueden alcanzar más de dos
metros de altura. Así, para la CMNUCC, no hay diferencia entre un
monocultivo de eucaliptos, un bosque severamente degradado y un
bosque primario intacto.

Bajo la definición de la ONU, los bosques se vuelven casi
indestructibles. Un bosque, o una plantación, puede ser talado y
seguir siendo un bosque. Los espacios talados son definidos como
superficies que normalmente forman parte de la zona boscosa pero
carecen temporalmente de población forestal a consecuencia de la
intervención humana. A sólo tres meses de las negociaciones de la
ONU sobre el clima que tendrán lugar en Copenhague en el mes de
diciembre, la CMNUCC aún no se ha puesto de acuerdo sobre una
definición de degradación de bosques.

Esto no es simplemente un problema teórico. Asia Pulp and Paper, por
mencionar un ejemplo particularmente atroz, ha destruido vastas áreas
de bosque en Sumatra. Sin embargo, según la definición de bosque de
la ONU, no ha causado ninguna deforestación. APP podría incluso
beneficiarse de los pagos REDD en lugar de ser responsabilizada por
el daño que ya ha causado.

La respuesta a este mito es simple: las plantaciones no son bosques
y no pueden, de ninguna manera, ayudar a enfrentar el cambio
climático.

Chris Lang, http://www.redd-monitor.org

Mito No. 15: Las plantaciones de árboles para producir biochar
pueden ayudar a reducir el cambio climático

Una coalición de compañías emergentes, consultores y algunos
especialistas en suelos promueven una nueva solución para el cambio
climático: convertir grandes cantidades de madera y otros tipos de
biomasa a un fino polvo de carbón vegetal (eufemísticamente llamado
biochar en inglés) que se aplicaría a suelos agrícolas. Causa gran
preocupación que sus promotores, organizados en la Iniciativa
Internacional para el Biochar, argumenten que el carbono del carbón
vegetal permanecerá en el suelo por miles de años y compensará la
quema de combustible fósil, y que el carbón vegetal aportará mayor
fertilidad a los suelos. Ellos clasifican a toda la biomasa como
carbono neutra, ya sea que provenga de plantaciones de árboles o de
despojar a enormes superficies de cultivos y de bosques de sus
residuos vegetales. Ninguno de los argumentos está demostrado:

* No existe una comprensión acabada de los impactos del carbón
vegetal en el clima, y hasta podrían ser negativos, incluso en una
pequeña escala.

* El carbón vegetal no es en sí mismo un fertilizante. Los
agricultores indígenas lograron combinarlo con residuos orgánicos
para aportar mayor fertilidad a los suelos, pero lo que proponen los
defensores del biochar exigiría despojar a grandes extensiones de
tierra de los residuos vegetales de cultivos y bosques para fabricar
carbón vegetal, en un proceso muy distinto. La eliminación
generalizada de residuos agota el suelo y aumenta las probabilidades
de erosión, y deja a los bosques más vulnerables y menos biodiversos.
También causaría dependencia de los fertilizantes basados en
combustible fósil, porque los residuos ya no volverán al suelo.

* No se ha tenido en cuenta el potencial de contaminación del suelo
y el aire, que podría ser grave.

No existe una cantidad de residuos tal que pueda producir las
cantidades de carbón vegetal que se anuncian. La madera es el tipo de
biomasa de la que se obtiene más carbón vegetal, y se necesitarían
grandes cantidades y a bajo costo. Las plantaciones industriales de
árboles son la fuente más probable de biochar a gran escala. El
anunciado potencial de miles de millones de toneladas de biochar se
basa en la falsa idea de que hay vastas superficies de tierras de
cultivo abandonadas que podrían ser apropiadas, como si la gente,
la biodiversidad y el clima no dependieran de tierras que no están
todavía en régimen de monocultivos. Los mismos argumentos se han
utilizado para justificar la apropiación de grandes zonas de
pasturas, tierras comunitarias y bosques, con consecuencias
desastrosas para la gente y también para el clima, ya que cuando se
cortan los árboles y otro tipo de vegetación, y se ara la tierra, se
liberan grandes cantidades de carbono, y junto con la gente otras
actividades agrícolas son empujadas a los bosques que van quedando en
pie.

Además, las propuestas de incluir el biochar en el Mecanismo de
Desarrollo Limpio (MDL) del Convenio sobre Cambio Climático no se
limitan a los residuos. Ya se aprobó la primera metodología MDL
para dedicar plantaciones de árboles a carbón vegetal como
combustible, para la empresa Plantar en Minas Gerais, Brasil. Se
aplica al carbón vegetal como combustible pero si los defensores del
biochar se salen con la suya, es posible que tengamos muchos más
eucaliptos y otros monocultivos para carbón vegetal, lo que significa
más apropiaciones de tierra y más catástrofes para los pueblos
indígenas y los campesinos de los países del sur

Almuth Ernsting, BiofuelWatch, Reino Unido

HERRAMIENTAS PARA LA ACCIÓN

Materiales disponibles para el 21 de setiembre

Los numerosos argumentos expresados, recogidos de las experiencias
de quienes sufren en carne propia los efectos de los monocultivos de
árboles, deben transformarse en acción.

El Día Internacional contra los Monocultivos de Árboles es un día de
compromiso para la denuncia. Por eso, para que cada quien, desde el
lugar que ocupa, pueda hacer algo, ofrecemos una serie de materiales
que esperamos se transformen en herramientas para la acción
informes, animaciones, power points, videos, fotos, pancartas,
logos, carteles, que podrán utilizar bajándolos desde la página web:
http://www.wrm.org.uy/plantations/21_set/2009/index.html

Cada acción cuenta y cada voz que se sume a la denuncia contribuirá
a generar conciencia sobre el flagelo de las plantaciones
industriales de árboles, cuyas falsedades debemos seguir desnudando.


http://www.wrm.org.uy

Boletin 146 WRM

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