¡Únete a la campaña de Shark Angels contra las redes de tiburón!



Remove the Nets ('Elimina las Redes'):



Escrito por Sea Shepherd Conservation Society   


Resulta difícil creer que en hoy en día, con todo lo que sabemos sobre las mermadas poblaciones de los tiburones, su función crítica en los ecosistemas del océano y el riesgo mínimo que suponen para los humanos, todavía exista la práctica arcaica y destructiva de instalar redes de tiburón para la 'protección de los bañistas'. Pero en KwaZulu-Natal (KZN), Sudáfrica, una provincia irónicamente conocida en todo el mundo como uno de los pocos lugares que quedan donde los tiburones y los ecosistemas aun se mantienen saludablemente prósperos, un número incalculable de inocentes tiburones, tortugas, delfines y rayas hallen cada año una muerte prematura y sin sentido debido a enredos en los aproximadamente 28 kilómetros de redes instaladas frente de la playa.
¿Qué son las redes de tiburones? Básicamente son redes de agalla: largas redes rectangulares de malla de nylon, de unos 200-300 metros de longitud que se colocan cerca de la superficie del agua y se mantienen a flote con boyas. Los tiburones nadan dentro de estas redes y caen por sus agallas. Los cuadrados de malla están diseñados para ser lo suficiente grandes para que los tiburones se enreden en ella y no escapen. Cuanto más luche un tiburón u otro animal en estas redes, más inútil se hace su situación y más imposibles se hacen sus esperanzas de escapar y sobrevivir. La inmensa mayoría de estos animales muere por asfixia en una agónica muerte. Las redes de agalla están consideradas como una de las mayores amenazas a la supervivencia de muchas especies de animales marinos.
En Sudáfrica, la KwaZulu-Natal Sharks Board (KZNSB) instala las redes de tiburón en modelos de grada, justo por debajo de la superficie, sin extenderse completamente sobre la superficie o el fondo e incluso ni siquiera sin acercase para rodear completamente las áreas de playa. El resultado es que los tiburones pueden nadar fácilmente alrededor o por debajo de las redes y en aguas poco profundas en las que los humanos nadan o hacen surf. De hecho, el KZNSB reconoce en su propia página web que al menos el 33%, otras fuentes estiman que este número se aproxima al 70%, de los tiburones que mueren en estas redes se encontraban en realidad FUERA de las playas en lugar de dentro.
El objetivo no es proporcionar una barrera física para mantener alejados a los tiburones de las playas si no matarlos para controlar las poblaciones de tiburón. En muchos casos, el KZNSB coloca líneas cebadas en batería en el exterior de las redes de tiburón con el fin de atraer a los tiburones hacia las playas y matarlos, bien porque muerden los anzuelos cebados de las líneas o bien porque quedan enredados en las redes de agalla cercanas.
El proceso no discrimina en absoluto, con redes instaladas a lo largo de la costa, ¡incluyendo las Aéreas Marinas Protegidas! El único propósito de estas redes es matar a todos los tiburones en la zona, incluyendo especies en grave peligro que de otro modo disfrutarían de una rigurosa protección legal, tal como el tiburón ballena y el gran tiburón blanco. Según la propia página web de KZNSB, "El Acta de Recursos Vivos Marinos (Acta 18 de 1998) controla la explotación de las plantas y animales marinos en aguas de Sudáfrica... El gran tiburón blanco está totalmente protegido; en 1991 Sudáfrica se convierte en el primer país en hacerlo." Y sin embargo, el KZNSB, regido por el Departamento KZN de Artes, Cultura y Turismo, está exento de estas importantes regulaciones para la conservación en el interés de hacer que los turistas se sientan seguros.
La Directora de Shark Conservation de Sea Shepherd, Kim McCoy, un miembro fundador de la alianza Shark Angels, quedó indignada tras ser testigo de primera mano de la carnicería provocada por las redes de tiburón sudafricanas. "Los tiburones y otros animales no tienen oportunidad contra estas redes," decía McCoy. "Son asesinos brutales que no discriminan, diseñadas para matar sistemáticamente una especie bajo ninguna otra razón que para impulsar el turismo ofreciendo a los bañistas un falso sentimiento de seguridad contra una amenaza gravemente sensacionalizada."
La cofundadora de Shark Angels, Julie Andersen, quien de manera regular conduce grupos de gente en viajes de submarinismo con tiburones tigre en Aliwal Shoal, ilustra claramente la ironía del uso de redes de tiburón con el fin de incrementar el turismo, indicando que el número de turistas que llega a Sudáfrica cada año viene a hacer submarinismo con tiburones. "Los tiburones en Sudáfrica contribuyen a una cantidad importante de beneficios a la economía sudafricana y proporciona incontables puestos de trabajo," decía Andersen. "Tiburones vivos significa más turismo, puestos de trabajo y dinero. Y esto repercute en los ingresos, no el ingreso generado cuando se mata a un tiburón."

Durante las últimas tres décadas, más de 33.000 tiburones han muerto en redes de tiburón KZNSB y por si esto no es suficientemente alarmante, considera las más de 2.000 tortugas, más de 8.000 rayas y más de 2.000 delfines que también quedaron atrapados y murieron.
Además de las incontables muertes de tiburones y otras especies provocadas directamente por las redes de tiburón, su impacto en nuestra psique colectiva está dañando los esfuerzos de conservación del tiburón en todo el mundo. La propia existencia de las redes de tiburón perpetúa el mito de que los tiburones son los devoradores sanguinarios de hombres y que los humanos requieren de algún tipo de protección. La instalación de redes de tiburón refuerza nuestros equivocados y a menudo irracionales temores hacia los tiburones legitimando como válidas estas inquietudes, a la vez que aviva el asunto más importante con el que se enfrenta la conservación de los tiburones: la apatía de la gente o incluso el odio hacia ellos.
Podría decirse que hubo un tiempo y un lugar para las redes de tiburones, tal vez hace décadas, cuando la gente sabía poco acerca de los tiburones, el temor de los ataques de tiburón creaban controversia y las poblaciones de tiburón eran bastante más saludables de lo que lo son hoy en día. La práctica de instalar redes de tiburón en Sudáfrica empezó en 1952, cuando apenas se sabía acerca de los tiburones y los humanos todavía no tenían que pasarse los próximos más de 50 años saqueando nuestros océanos, provocando daños irreparables y provocando el colapso de especie tras especie. La gente quiso protegerse de los tiburones y las redes de tiburón sirvieron a ese propósito.
Pero desde entonces, la pesca de tiburón se ha disparado, eliminando un gran porcentaje de las poblaciones de tiburón en el mundo y se ha mostrado mucha información a la gente sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad y la auténtica naturaleza del comportamiento del tiburón hacia los humanos. En los últimos años, se ha demostrado que una variedad de elementos de tiburón no letal, tales como el programa Shark Spotter, financiado por donaciones privadas y Ciudad del Cabo, pueden igualmente ser efectivos y que no se necesita matar a los animales para permitir una coexistencia pacífica en su reino. La necesidad de la conservación del tiburón es ahora un hecho arraigado, como lo es el hecho de que estos animales sean considerablemente malinterpretados con el verdadero riesgo mínimo de un desagradable encuentro con un tiburón.
Las redes de pesca son una práctica innecesaria y anticuada diseñada para afrontar un tema que podría ser fácilmente abordado de una manera no letal y que mancha la imagen de Sudáfrica como líder mundial en la conservación. Ha llegado la hora para un cambio. Ha llegado la hora de sacar estas redes de tiburón del agua de una vez por todas.

 
¡Únete a la campaña para eliminar las redes! Haz que tú voz se escuche. Por favor, firma nuestra petición contra las redes y anima a la todo el mundo a que haga lo mismo.

Fuente: Sea Shepherd Conservation Society 
Trabajo de Traducción: Ocean Sentry - www.oceansentry.org  

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España: Los vacíos legales han permitido a una empresa de Huelva procesar clandestinamente 11.400 kg de aletas de tiburón


La cantidad incautada corresponde a unos 7.600 tiburones, cuyas aletas habrían acabado en los restaurantes de Hong Kong. Oceana demanda información sobre el destino de los cuerpos de esos animales.

Oceana denuncia que los vacíos legales existentes en la legislación europea han permitido que una empresa de Huelva, que operaba sin ningún tipo de documentación ni licencia de actividades, se hiciera con 11.400 kilos de aletas de tiburón y las procesase ilegalmente con la intención de comercializarlas. La organización internacional de conservación marina alerta una vez más sobre las operaciones ilícitas relacionadas con la pesca de tiburones, como el aleteo. En la actualidad España es el primer país exportador de aletas de tiburones de Europa. 

“Estamos hablando de unas especies altamente vulnerables a la sobrepesca, incluso algunas amenazadas de extinción, y su explotación y comercialización precisa un control y regulación rigurosos. Es inexplicable que esta empresa haya estado operando durante meses comercializando estos productos de forma ilegal”, declara Xavier Pastor, Director Ejecutivo de Oceana en Europa. 

Oceana felicita al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y los funcionarios del Servicio Andaluz de Salud (SAS) y de Inspección Pesquera de la Junta de Andalucía en Huelva por la intervención en la operación y la inmovilización de la mercancía. Según las explicaciones de la Subdelegación del Gobierno, las aletas, procedentes del Puerto de Celeiro (Lugo), se encontraron en una nave de una empresa que las desecaba y preparaba para la exportación, pero que carecía de licencia de actividad, de registro sanitario, de calificación ambiental y de autorización sanitaria para realizar tareas relacionadas con la manipulación de productos para el consumo humano. 

Según fuentes del Puerto de Celeiro, la empresa pesquera estaba ya tramitando las autorizaciones desde el inicio de la actividad hace cinco meses. “Es una historia que ya conocemos”, comenta Rebecca Greenberg, responsable de la campaña de tiburones de Oceana en Europa. “Encontramos una actividad ilegal relacionada con la lucrativa pesca de tiburones, y los implicados acaban culpando a otros por la pérdida de papeles o la demora en la tramitación de autorizaciones.” 

Las aletas incautadas, cuyo valor en el mercado está estimado en unos 136.800 euros, estaban destinadas a Hong Kong, donde terminarían como ingrediente principal en la sopa de aleta del tiburón. La sopa es un plato tradicional asiático que hoy día se ha convertido en un símbolo de la desaparición de los tiburones. Mientras históricamente era una rareza dirigida a satisfacer los gustos de la minoritaria clase alta en China, hoy día, con las mejoras en las técnicas pesqueras y una creciente y próspera clase media, la demanda de este producto se ha disparado, aniquilando las poblaciones de tiburones ya sobreexplotadas y llevando en muchos casos a la práctica cruel y derrochadora del aleteo. 

El aleteo está prohibido en la Unión Europea y los pescadores europeos deben conservar a bordo todos los cuerpos y las aletas de tiburón. Sin embargo, Oceana señala que el reglamento europeo es uno de los más laxos del mundo, ya que existen derogaciones que permiten cortar las aletas a bordo y descargar aletas y cuerpos en puertos diferentes. Estas salvedades complican la aplicación de la ley, dificultan la recopilación de datos y debilitan en gran medida la prohibición. 

Oceana reclama la eliminación de estas lagunas legales en el reglamento del aleteo, y pide una política de fins attached o “aletas adheridas” por la que los tiburones se tienen que desembarcar con las aletas adheridas al cuerpo de manera natural. Muchos conservacionistas y científicos apoyan esta práctica como el modo más preciso y eficiente de terminar con el aleteo. Incluso la Comisión Europea la presentó como una opción en su posición en la reunión de IOTC (Comisión del Atún para el Océano Indico, por sus siglas en inglés[3]) del pasado mes de abril, pero al final la propuesta no fue aprobada. 

Los fallos en el actual reglamento también llevan a una falta de transparencia en cuanto a las capturas y el comercio de los productos derivados del tiburón, algo que se manifiesta en la intervención en Huelva. “Ahora mismo no tenemos manera de hacer seguimiento de estas aletas, o de comprobar las capturas, las cantidades de aletas o las especies a las que corresponden”, comenta Xavier Pastor. Oceana se comunicará con el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino para comprobar la legalidad de las capturas, incluido las especies comercializadas y los caladeros donde se pescaron estos tiburones.

Fuente: Oceana

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Alianza de ONG busca indemnizar la captura ilegal de tiburones por encima de los R$60 millones



Escrito por Sea Shepherd Conservation Society   


Sea Shepherd Brasil, el Instituto de Justicia Ambiental (Instituto Justiça Ambiental) y el Instituto Litoral Sur (Instituto Litoral Sur) presentaron el martes 7 de mayo un acción civil pública en el Tribunal Federal de Río Grande, Brasil. La movilización de las ONG empezó el 19 de junio de 2008 cuando la Policía Medioambiental de la Brigada Militar e IBAMA realizaron una redada a la compañía pesquera Dom Matos Comercio de Pescados e Residuos Ltda. hallando 3.3 toneladas de aletas de tiburón. IBAMA es el Ministerio Brasileño de la agencia encargada del medioambiente. Las aletas de tiburón pertenecían a especies amenazadas de extinción, incluyendo a especies como el angelote. Se estima que por la cantidad de aletas hallada se habían tenido que matar más de 36.000 tiburones.
Las regulaciones de IBAMA establecen la prohibición de descartar en el mar los cuerpos de los tiburones después de cortar sus aletas pero también obliga a que todos los cargamentos de los buques al regresar a puerto sean pesados y documentados por la IBAMA.
"Se trata de una regulación coherente e importante que busca evitar la captura incontrolada de tiburones. Se ignoró la regulación dado que en los locales únicamente se hallaron aletas de tiburón sin ningún cuerpo," explica Cristiano Pacheco, director ejecutivo para el Instituto de Justicia Ambiental. "Tenemos suficientes elementos para una condena pecuniaria ejemplar."
El biólogo Ricardo Clapis Garla, doctor en Ciencias Biológicas y especialista en elasmobranquios (tiburones), presentó un análisis técnico de la Universidad Federal de Río Grande do Norte, que deja de foma clara la gravedad de la situación de estos animales y de su implicación en el ecosistema.
"Estudios científicos demuestran que la erradicación de los tiburones puede provocar impactos inesperados y devastadores cuyos efectos rebotan en la cadena alimenticia a varios niveles de los ecosistemas marinos," advertía Garla."
La industria de aleta de tiburón tiene ramificaciones en casi todos los países costeros del mundo, incluyendo las Islas Galápagos que quizás hoy es la 'capital latina' de la industria del shark finning. En Brasil existen ramificaciones desde Pará a Rio Grande do Sul.
"La falta de una adecuada monitorización del gobierno y las prácticas de pesca depredadoras en Rio Grande do Sul permiten estas prácticas que son un atentado contra toda biodiversidad marina," comenta Sebastián Diano, presidente del Instituto de la Costa Sur.
Alertados por el daño medioambiental provocado por la búsqueda insaciable de beneficios cada vez mayores y la descarada indiferencia a la ley, Sea Shepherd Brasil recibió la información privilegiada con respecto al mercado negro de aleta de tiburón. El propietario de Dom Matas Ltda. en Río Grande es de hecho un representante de otra compañía con central de operaciones en Sao Paulo y ha tenido otras numerosas compañías bajo su nombre. El objetivo de dichas tácticas es confundir a las agencias por el cumplimiento de la ley abriendo y cerrando nuevos negocios que funcionan a modo de fachada.
"Somos los Robin Hood de los mares, como el personaje creado por William Langland, que robaba de los ricos para dar a los pobres; buscamos recuperar de aquellos que han robado las riquezas del océano y devolverlas a nuestros hermanos del mar que por ley tienen los mismos derechos que los ciudadanos de Brasil," decía Daniel Vairo, director general de Sea Shepherd en Brasil."
 
Fuente: Sea Shepherd Conservation Society
Trabajo de Traducción: Ocean Sentry - www.oceansentry.org 

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